Protagonismo femenino en el año del streaming
Taylor Swift, Dua Lipa o Megan Thee Stallion marcan la escena sonora
La música ha sido, es, el bálsamo para muchas personas durante esta interminable y cambiante pandemia. Un consuelo, un entretenimiento, una inspiración, un antidepresivo, una medicina que no entiende de fronteras, clases ni etnias. Y un arte además que gracias a la tecnología ha tenido/podido/sabido adaptarse a la crisis como ha podido. De momento en muchos ámbitos se ha tenido que reinventar prácticamente dado el parón vivido por la música en directo.
Y eso se ha reflejado también en el consumo musical. La necesidad de muchos artistas por visibilizar su música ante la imposibilidad de hacerlo en directo, les ha hecho proclives al streaming, algo que ha ido paralelo al boom imparable del single como formato más recurrente. El álbum resiste como obra, aunque ha vivido el retardo y el aplazamiento como algo habitual.
Álbumes internacionales
Protagonismo femenino destacado en los álbumes que más interés contiene y mas expectación han despertado. Ritmos de baile es lo que lleva Dua Lipa en Future nostalgia, donde se dan la mano la música disco de los ochenta con un electropop actual aunque sin desdeñar el ramalazo funk. En unas antípodas nítidas, el espectacular doble golpe propinado por Taylor Swift con cinco meses de diferencia , los que separan la aparición de Folklore y, hace unos días, de evermore. Dos álbumes de nuevo cuño, gestados y gestionados durante la pandemia y que sitúan a la estadounidense como una compositora de profundidad y de sobresaliente amplitud interpretativa. Quizás el contrapunto espectacular, combativo, coherente y desafiante lo sea el Good news de Megan Thee Stallion, que le ha permitido pasar de ser una rapera luminosa y desinhibida a una superestrella, buscadora de justicia social y denunciante de la misoginia violenta. En otras ondas, muy alejadas pero con la excelencia como característica común, extraordinario regreso de la irlandesa Róisín Murphy con Róisín machine, un dechado de bailable e impecable disco-house muy oportuno, o lo nuevo de la británica Lianne La Havas, con álbum homónimo aunque ya sea su tercero y que destila cautivador soul. En el ámbito masculino, y también en esas rítmicas que invitan al baile, un lugar indiscutible lo ocupa The Weeknd, que con su After hours propone un adictivo pop ochentero con mucho sintetizador y espléndidas canciones.
Por su parte, la afición roquera ha tenido justa satisfacción con lo nuevo de los Fontaines D.C., que con A hero’s death demuestran que se puede hacer en estos tiempos magnífico rock guitarrero. Para los amantes y seguidores de la eternidad, el 2020 ha sido pródigo. Comenzando indiscutiblemente con Bob Dylan, que como siempre volvió a sorprender, en esta ocasión con Rough and rowdy ways. Magistral canto , entre irónico y profético del presente y el pasado, con el tema Murder most foul, de diecisiete minutos, como pieza de tintes autobiográficos ya referencial en su cancionero. Otros colegas del Olympo también han dado vibrantes señales musicales como Paul Mccartney, que el pasado viernes alumbró un Mccartney III concebido y grabado en la pandemia y, sobre todo, mostrando reconfortante amplitud sonora. O como Bruce Springsteen, que ha hilvanado un introspectivo Letter to you, un emocio
nante canto reflexivo a distintas etapas de su carrera desde la atalaya de un roquero ya septuagenario en magnífica forma. Y en una perspectiva también veterana, el homenaje que rutilantes colegas hacen a la obra de Marc Bolan (fallecido en 1977) y su grupo T.rex en el álbum Angelheaded hipster.
Entre los participantes en la justa ofrenda, el australiano Nick Cave, que hace unas semanas se soltó con el extraordinario álbum Idiot
prayer a piano solo y en vacío directo sobre lo más granado de su glorioso repertorio.
Álbumes nacionales
Hace dos años Soleá Morente mostró su desinhibida búsqueda de fronte rastran se stilís tic as y nuevas sonoridades con Olé lorelei, y este año ha dado un paso más con un no menos satisfactorio Lo
que te falta. Algo similar pero en término de recorrido más largo y con la misma y encomiable independencia, se puede aplicar a las
Coplas del andar torcido del catalán The New Raemon. A partir de estos referentes los nombres, por ejemplo, del grupo barcelonés Mujeres o de la cantaora María José Llergo aparecen con justificación, los primeros con un álbum rebosante de power pop como Siento muerte, y la cordobesa con un Sanación donde mezcla sintetizadores con cantes tradicionales. La presencia femenina en la escena nacional también se ha hecho patente en este año de desubicación y de problemática visibilización. Dos propuestas de ámbito más local y desde diferente perspectiva son las de las cantantes catalanas Núria Graham y Maria Rodés. La primera, en un
Marjorie de tintes sonoros pop y con un temario de carácter eminentemente personal y casi terapéutico. Rodés, por su parte, desde una perspectiva feminista y con su dulce voz que destila letras de calado a caballo de agradables melodías en Lilith. En terrenos quizás más populares pero con ganas siempre de huir de las zonas de confort hay que incluir indudablemente al debut de Els Amics de les Arts en formato trío con su El senyal que esperaves.
Singles sin frontera
El papel del single ha variado definitivamente este año. De ser hasta no hace mucho canciones editadas a modo de avance de un álbum de publicación más o menos cercana, este año el single se ha convertido a menudo en obra autónoma e independiente. Es un bocado sonoro en sí mismo, muy a menudo acogiendo colaboraciones únicas, que los convierten en pequeñas joyas. Infalibles colaboraciones son los siguientes singles aparecidos este año, de gran calado popular y de sonoridades muy actuales: Megan Thee Stallion con Beyoncé dando vida a
Savage (Remix); Doja Cat con Nicki Minaj bordándolo en Say so; Amaia y Alizzz en El encuentro; C. Tangana con Niño de Elche y La Húngara en Tú me dejaste de
querer y, claro, The Weeknd con Rosalía quemándolo en Blinding
lights.