Y de repente... la cepa
Una y otra vez, la Covid-19 nos baja de la nube y nos recuerda nuestra extrema fragilidad. Cuando las vacunas empezaban a distribuirse por medio mundo y la ciudadanía se disponía a planificar la vuelta a una vida normal ya sin el virus, una nueva cepa (otra palabra que añadir a nuestro renovado vocabulario sanitario) de la Covid-19 amenaza con expandirse por el planeta y crear nuevos focos de contagio. La noticia causó inmediatamente la alarma que se tradujo en caídas en los mercados bursátiles. La alegría que estaban provocando la aparición de las nuevas vacunas se disipó por completo. Así, el Ibex perdió más de un 3% y bajó de nuevo de la cota simbólica de los 8.000 puntos. Todo demasiado volátil.
A fecha de hoy solo se dispone de algunas certezas e hipótesis sobre la nueva cepa. Certezas: la variante es más contagiosa que las anteriores. Hipótesis: las nuevas vacunas pueden ser eficaces contra ella y también parece que las personas que han sufrido la enfermedad y han generado anticuerpos pueden neutralizar la nueva amenaza. Pero estamos solo al principio.
El desconocimiento que existe sobre el comportamiento de este virus desde que apareció supuestamente en un mercado chino de Wuhan es lo que provoca mayor alarma. Las cifras de contagiados van cambiando cada día de una forma aleatoria según los territorios. España, por ejemplo, es hoy uno de los países de Europa que mejor se está comportan do contra el virus después de estar siempre encabezandolos peoresrankings. en los últimos 14 días se han detectado 220 casos por cada 100.000 habitantes en nuestro país, según el ECDC, el Centro Europeo para el Control de las Enfermedades. En esta misma proporción, Portugal registra 524 casos; el Reino Unido, 348; Alemania, 341, o Francia, 236. Mucho peor están en Croacia (1.208), Luxemburgo (1.189), Suecia (781) o Hungría (683). Pero nadie puede pronosticar que en 15 días o un mes las cifras no puedan dar otra vez la vuelta. Todo es muy cambiable. En estas circunstancias solo queda seguir manteniendo la cabeza fría y no caer en el pesimismo.
Hay que seguir dando apoyo a los científicos y al personal sanitario para que nos ayuden a superar la pandemia. Aún queda un largo trecho para vencerla.