¿Aplazar el Brexit? Ni aunque sea el fin del mundo
Tras un año caótico desde que ganó por mayoría absoluta las elecciones de diciembre del 2019 –respuesta tardía a la pandemia, desorganización, escándalos de corrupción...–, de lo único que puede hacer gala Boris Johnson es de cumplir su promesa de ejecutar el Brexit y sacar al país de la Unión Europa el 1 de enero, llueva o truene, aunque el país esté aislado y una nueva cepa de la Covid-19 amenace con convertir la crisis en catástrofe, y el miedo haya suplantado a la preocupación. Con las negociaciones en Bruselas todavía encalladas por la pesca y las normas del fair play ,y abierto un nuevo frente por el cierre de la frontera con Francia y la negativa masiva a recibir aviones procedentes de Gran Bretaña, el primer ministro ha descartado las demandas de que considere un aplazamiento del Brexit de por lo menos unos días, para que haya tiempo a encontrar una solución a los asuntos pendientes. Se lo ha pedido el alcalde de Londres, Sadiq Khan, y diputados conservadores como Tobias Ellwood y Simon Hoare: “Las condiciones actuales no son las idóneas para tomar una decisión crucial para la seguridad y la prosperidad del país, seamos maduros, hagamos una pausa y firmemos un buen acuerdo que el Parlamento pueda examinar debidamente”. Pero Johnson descartó incluso la posibilidad de que los diputados puedan aprobar el pacto de manera retroactiva.