El Papa pide el fin de la guerra interna en la curia romana
Francisco quiere que dejen atrás la lógica de bandos en la Iglesia
La curia romana, ya acostumbrada a las reprimendas del papa Francisco, escuchó ayer cómo el pontífice les alertaba contra los conflictos internos y llamaba a terminar con la lógica de los bandos progresista y tradicionalista en la alta jerarquía eclesiástica. Francisco lo manifestó durante la tradicional felicitación navideña a la curia, en la que, además de desearles lo mejor para las fiestas, suele aprovechar para llevar a cabo un repaso exhaustivo de la situación de la Iglesia y mandarles incómodos recados.
Esta vez, el papa Francisco no tenía una tarea fácil. En el año de la pandemia la curia sigue temblando por los escándalos económicos que llevaron a un castigo insólito del Pontífice en los últimos meses, que retiró los derechos al cardenalato al italiano Angelo Becciu, defenestrado por estar en el centro de la oscura compraventa de un inmueble en Londres y otras polémicas malversaciones. El Pontífice no ha querido mirar hacia otro lado.
“La Iglesia, entendida a través de las categorías en conflicto –derecha e izquierda, progresista y tradicionalista–, fragmenta, polariza, pervierte y traiciona su verdadera naturaleza”, dijo el Papa en el palacio apostólico ante su público, la mayoría con mascarilla. Hasta les reprochó “el crecimiento o la afirmación de ciertas actitudes de carácter elitista y de ‘grupos cerrados’ que promueven lógicas limitadoras y parciales”.
El Pontífice, que acaba de cumplir 84 años, hizo una reflexión sobre la crisis –palabra que nombró casi 40 veces– hablando de este concepto como algo que conlleva un momento de dificultad que “generalmente tiene un resultado positivo”, y diferenciándola del conflicto, que termina en “una rivalidad aparentemente sin solución”. El Papa mencionó la crisis sanitaria y económica que atraviesa el mundo, pero también la Iglesia, que cree que es “un cuerpo permanentemente en crisis, precisamente porque está vivo, pero nunca debe convertirse en un cuerpo en conflicto, con ganadores y perdedores” ,avisó.
Desde que fue elegido en el cónclave del 2013 el Papa ha tenido que enfrentarse a una dura oposición dentro de la Iglesia, sobre todo de los sectores considerados más tradicionalistas, que todavía hoy ven en Benedicto XVI –a quien también citó en el discurso– su líder natural. Se trata de una facción minoritaria, pero muy ruidosa, que trata de entorpecer su reforma en la Iglesia.
Todas estas intrigas y escándalos de corruptelas, según el Papa, demuestran que la Iglesia sigue en marcha pero necesita una renovación. Por eso insistió en la reforma de la curia, valiéndose del legado de “intentos fallidos, escándalos, caídas, pecados, contradicciones y cortocircuitos en el testimonio”. “Solo acabando con cierta mentalidad –avisó–lograremos hacer espacio a la novedad que el espíritu suscita constantemente en el corazón de la Iglesia”.
De esta manera comienzan las Navidades más extrañas para Francisco desde que asumió el pontificado. El Papa ha tenido que adelantar dos horas la misa del Gallo para cumplir con el toque de queda impuesto por el Gobierno italiano. Tampoco impartirá la tradicional bendición urbi et orbi desde el balcón de la plaza San Pedro, sino que será retransmitida por internet desde dentro de la basílica.
El Pontífice reflexiona sobre la crisis en la institución en su tradicional felicitación navideña