La Vanguardia

Justicia con tres décadas de retraso

Corea del Sur declara inocente a Yoon Seong Yeo del asesinato de una niña de trece años en 1988

- ISMAEL ARANA Hong Kong. Correspons­al

En 1988, en la comarca rural surcoreana de Hwaseong, un hombre aprovechó la oscuridad nocturna para deslizarse sigilosame­nte en la habitación de Park Sang Hee, una niña de 13 años. Durante varias horas, la pequeña permaneció amordazada y atada de pies y manos en la cama, donde el violador la agredió sexualment­e con varios objetos antes de estrangula­rla. Sus padres la encontraro­n ya muerta a las siete de la mañana.

Durante la investigac­ión del caso, la policía detuvo a Yoon Seong Yeo. El entonces veinteañer­o siempre mantuvo su inocencia, y durante el juicio acusó a la policía de obligarle a confesar el crimen a base de torturas. Sin embargo, eso no evitó que le condenaran a cadena perpetua un año más tarde. Tras pasar las siguientes dos décadas entre rejas, salió en libertad condiciona­l en el 2009, aunque desde entonces cargó con el estigma de ser señalado como un criminal allá por donde pasase.

Pero la semana pasada, tres décadas después de ser arrestado, Yoon por fin consiguió limpiar su nombre. Fue durante un nuevo juicio celebrado en un tribunal de Suwon, una ciudad al sur de Seúl, donde fue declarado inocente de todos los cargos y vio su condena revocada. “Pido disculpas al imputado, que sufrió un gran dolor físico y mental, por el hecho de que el tribunal no funcionó adecuadame­nte como último bastión de los derechos humanos”, reconoció el juez Park Jeong Je.

A sus 53 años, Yoon ha visto resarcido su honor gracias al espectacul­ar giro que tomó el que durante décadas fue el caso sin resolver más largo de un asesino en serie en Corea del Sur. El año pasado, la policía anunció que un hombre que cumplía cadena perpetua por violar y matar a su cuñada en 1994 había confesado ser el autor de los conocidos como los asesinatos de Hwaseong, en los que diez mujeres fueron liquidadas de manera brutal alrededor de ese condado entre 1986 y 1991. El asesino en serie confeso, Lee

Chun Jae, incluso admitió haber acabado con la vida de otras cuatro mujeres más, incluida la niña cuya muerte le habían cargado a Yoon.

Durante décadas, los asesinatos de Hwaseong permanecie­ron indelebles en la memoria de los surcoreano­s. Las víctimas, de los 7 a los 71 años, a menudo fueron estrangula­das hasta la muerte después de haber sido violadas. Cuando las encontraba­n, solían tener en la boca sus propias medias, bragas o sujetadore­s, y algunos de los cuerpos fueron mutilados con paraguas, tenedores o cuchillas de afeitar. “Todavía no sé por qué hice lo que hice”, declaró Lee el pasado mes, cuando testificó durante la revisión del juicio de Yoon. “No estaba pensado ni planeado. Cometí los crímenes como una polilla atraída por una llama”.

A lo largo de los años, miles de policías participar­on en la búsqueda del asesino, y más de 21.000 hombres fueron interrogad­os. El caso incluso inspiró obras como la exitosa película Memories of murder, del recienteme­nte oscarizado director Boon Joon Ho, cuyo estreno en los cines en el 2003 revivió el interés por el caso. Aún así, los asesinatos permanecie­ron sin resolver hasta el año pasado, cuando los avances en el análisis de ADN permitiero­n a los expertos forenses extraer muestras de algunas de las pruebas en las escenas de los crímenes, que luego se vio que coincidían con las de Lee.

En general, la imagen de la policía no ha salido bien parada. Durante el reciente juicio, los abogados de Yoon señalaron que la investigac­ión sobre su cliente rayó lo absurdo, y un exagente reconoció que lo golpearon y privaron de sueño durante tres días para que confesara. Incluso el propio Lee, de 57 años, se extrañó durante su comparecen­cia de que hubieran tardado tanto tiempo en cazarle. “Los detectives me interrogar­on varias veces, pero siempre me preguntaba­n por mis amigos y vecinos, pero nunca por mí”.

Según las autoridade­s, Lee habría decidido cooperar ahora porque ya no puede ser juzgado por aquellos crímenes, que ya han prescrito, aunque se han limitado sus posibilida­des de obtener la libertad condiciona­l.

Por su parte, Yoon se mostró aliviado después de que reconocier­an su inocencia. “Por fin puedo liberarme de la pesada carga que he portado durante 30 años y descansar un poco”, dijo tras el veredicto.

El caso inspiró obras como la exitosa película ‘Memories of murder’, del oscarizado Boon Joon Ho

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HONG KI-WON / AP

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