Desventajas del aislamiento
Cuando hay tormenta o niebla en el canal de la Mancha, los británicos suelen decir, con una mezcla de humor y suficiencia, que el continente ha quedado aislado. Huelga decir que quedar aislado es más propio de una isla que de un continente. Pero los súbditos de Gran Bretaña, cabecera de lo que en tiempos fue el mayor imperio, incluyendo India, Australia o parte de América del Norte, prefieren creer que es Europa la que pierde cuando las comunicaciones se cortan.
Ahora las cosas quizás sean distintas. Cuando se materialice en fecha muy cercana el Brexit, y particularmente si esta ruptura se produce sin acuerdo, los ciudadanos británicos van a perder algunas de las ventajas de las que todavía gozan. Empezando por las facilidades para vivir y trabajar en los países europeos y siguiendo por algunas de las relacionadas con la economía, la sanidad o la educación que comporta para sus ciudadanos la pertenencia a la Unión Europea.
Todo esto, que estaba ya previsto con la consumación del Brexit para el inicio del 2021, ha adquirido ahora un componente más dramático debido a la pandemia de la Covid-19 en general, y al modo en que está mutando en el Reino Unido. Ante la aparición de una nueva cepa del virus, que no parece más mortífera ni resistente a las vacunas, pero se propaga a mayor velocidad, las autoridades británicas han decretado un nuevo confinamiento que afecta a unos veintidós millones de personas, la mitad de las cuales viven en Londres y en su área de influencia metropolitana. Habían pasado pocas horas desde que el primer ministro, Boris Johnson, anunció que las Navidades se iban a desarrollar con normalidad, cuando se vio obligado a tragarse sus palabras y ordenar a buena parte de sus conciudadanos que no salieran de su domicilio.
El cierre británico ha sido rápidamente aceptado por países como Bélgica, Italia, Alemania, Holanda, Francia, Austria, Israel, Irlanda o Suecia, que han interrumpido el tráfico aéreo con el Reino Unido. España anunció ayer que iba a sumarse a esta medida. Las colas de tráilers cerca del puerto de Dover son kilométricas. El Reino Unido empieza a estar muy aislado.
La historia nos dice que los británicos han sabido superar situaciones muy adversas en tiempos críticos. El Brexit será una herida relativamente novedosa en su historia, en la medida en que es autoinfligida. Y queremos creer que la pandemia, por más mutaciones que presente, acabará siendo vencida. Pero es un hecho que los grandes desafíos, y la Covid-19 es uno de dimensiones inéditas en los últimos decenios, se combaten mejor en coalición que en solitario. Incluida la nueva cepa del virus, que ayer propició caídas en las bolsas, por lo que tienen de nueva amenaza a la recuperación económica. El aislamiento no es un buen negocio.
La nueva cepa del virus agranda la separación del Reino Unido y Europa ya propiciada por el Brexit