La Vanguardia

El café va por horas

- Quim Monzó

Esto pasa ayer, primer día de invierno y primer día también de las nuevas normas covidianas para el gremio de restauraci­ón. A las 7.30 el bar de abajo ya puede servir desayunos. Antes se podía ir incluso a las 6, porque abre a esa hora. Pero ahora solo puede hacerlo de las 7.30 en adelante. Desayuno un bocadillo de jamón, tomo un café bastante bueno, me llevo un trozo de pizza –lamentable, francament­e, pero no hay muchas alternativ­as–, pago y me voy al estudio. Me instalo: pongo en marcha los radiadores y el portátil. Y la radio.

A las 11 tengo ganas de otro café. Pero no puedo bajar al bar porque a las 9.30 han cerrado. Un cuarto de hora más tarde las ganas de café me han aumentado y sigo sin saber si me darán, ni que sea para llevármelo. Las normas que se hicieron públicas durante el fin de semana no son nada claras. ¿De 9.30 a 13 cierran el bar por completo o solo para consumir in situ? En cualquier caso, no me gusta tomar café en un vasito de cartón. Pienso que quizá debería decidirme a comprar una cafetera de esas que van con cápsulas. En el estudio no tengo ni un fogón, y una cafetera enchufada a la corriente eléctrica sería ideal. O la Nescafé Dolce Gusto que regala La Vanguardia a los nuevos suscriptor­es: por solo 39 euros te dan una suscripció­n mensual, la cafetera y tres paquetes de cápsulas. Pero ya estoy suscrito y, por lo tanto, para acceder a esa oferta, tendría que volver a suscribirm­e y no necesito para nada dos suscripcio­nes porque con una tengo suficiente. ¿O debería darme de baja y acto seguido volver a suscribirm­e? No lo veo claro.

Pero, además, la cafetera la tendría que limpiar. Dicen que las de este tipo se ensucian poco, pero por poco que se ensucien tienen que limpiarse de vez en cuando –digo yo– y eso me da una pereza mercurial, que decía aquel prestigios­o escritor de aforismos. ¿Y durante cuánto tiempo la utilizaría? Si este cierre de bares por franjas horarias solo va a durar hasta el 11 de enero, no valdrá la pena, porque en cuanto permitan ir a media mañana volveré a hacerlo. Aunque perfectame­nte podría ser que, llegado el día 11, las autoridade­s decidieran alargar la disposició­n dos semanas más. Y luego dos semanas más, y así hasta que un día, de repente, del cielo llovieran pianos. En este mar de dudas y unas ganas de tomar café que no paran de crecer, sobrevivo hasta que el reloj marca la una y finalmente puedo bajar al bar.

¿De 9.30 a 13 cierran el bar por completo o solo para consumir

in situ?

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