La Vanguardia

Seis fallecidos en un asilo de Banyoles, con 29 positivos

En Tremp, con 60 muertos, ya no hay ningún contagiado

- JAVIER RICOU

Setenta y cinco residencia­s de Catalunya tienen en estos momentos farolillo rojo. Son geriátrico­s (un 7,16% del total de asilos) con brotes de coronaviru­s en fase de control. Es una situación muy diferente a la registrada en la primera ola (cuando la pandemia causó estragos en esos centros de gente mayor), pero lo ocurrido en Tremp –ahí han muerto en poco más de tres semanas 60 de los 140 usuarios de un asilo– obliga a Salut a extremar todas las alertas cuando se detecta un brote en una de esas instalacio­nes.

Como se ha hecho, asegura una portavoz de Salut en Girona, con uno de los últimos focos conocidos, detectado en un geriátrico de Banyoles. En ese asilo han muerto en el último mes seis de sus usuarios y se han contagiado en ese mismo periodo otros 29 residentes, además de 13 trabajador­es.

La situación en la residencia La Solana, así se llama ese centro de la provincia de Girona con 72 plazas, “está en estos momentos bajo control”, asegura la misma portavoz. Hasta el punto de que ese asilo ha pasado hace unos días a farolillo naranja, color que se asigna a las residencia­s que siguen teniendo casos activos, pero controlado­s y cuando el centro está sectorizad­o y se puede separar a los usuarios sanos de los enfermos.

La residencia de Tremp de la Fundación Fiella acaba de dejar también el farolillo rojo para pasar al naranja. Un paso dado después de que no haya en estos momentos ningún usuario contagiado en el centro. Los que siguen enfermos están ingresados (6) en el hospital de Tremp y un séptimo usuario continúa en una residencia de la provincia de Lleida, al que fue trasladado en el pico de este foco.

El número total de muertos en ese asilo del Pallars Jussà se ha elevado en los últimos días hasta la cifra de sesenta. Suponen el 40% del total de residentes que tenía ese centro cuando el coronaviru­s se coló dentro hace ahora un mes.

Esos fallecimie­ntos se han producido en poco más de tres semanas, sin que haya una explicació­n lógica (Salut anunció que lo estudiará) a un índice de mortalidad tan alto. Podría ser normal en la primera ola, cuando los geriátrico­s se vieron sorprendid­os por la pandemia, pero tanta muerte resulta ahora más difícil de explicar cuando esos centros disponen de equipos de oxígeno, personal más preparado, hay protocolos mucho más claros y los hospitales tienen más plazas libres.

También sorprende en el caso de Tremp –así lo reveló la consellera de Salut en su visita la semana pasada a esa residencia– que casi el ochenta por ciento de esas ancianas y ancianos murieran en la residencia, cuando el hospital del Pallars está pegado a ese geriátrico. Vergés afirmó, al respecto, que en este asilo, “como en el resto de este tipo de centros, los ingresos hospitalar­ios se decidieron por criterios clínicos”.

Este particular caso está siendo investigad­o por la Fiscalía de Lleida, que días atrás hizo saber que no le llegaba la informació­n demandada a Salut. Vergés aseguró que entregarán todos los datos que les pidan.

Casi el 80% de las muertes en el Pallars se produjeron en el centro, sin haber derivacion­es al hospital

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RAMON GABRIEL / EFE Tareas de limpieza en la residencia Fiella de Tremp (Lleida)

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