La Vanguardia

Plásticos que van al intestino

Los investigad­ores prueban sus efectos en otros organismos y estudian su incidencia en humanos

- ANTONIO CERRILLO

Los nanoplásti­cos diseminado­s por el medio ambiente, y que están siendo ingeridos por los seres vivos (vertebrado­s e invertebra­dos), están causando alteracion­es en la flora intestinal de estos organismos. Además, cuando se da una exposición reiterada y persistent­e a nanoplásti­cos, el cambio de la composició­n del microbioma intestinal da lugar a alteracion­es en los sistemas inmunitari­o, endocrino y nervioso. Así lo indica un estudio que revisa trabajos anteriores, capitanead­o por la Universita­t Autònoma de Barcelona (UAB) y el Creaf, y que ha publicado Science Bulletin.

“Peces, así como otros vertebrado­s e invertebra­dos expuestos a los nanoplásti­cos, sufren alteracion­es en las poblacione­s normales bacteriana­s de su flora intestinal. Esto significa que pueden provocar inflamacio­nes y daños a nivel local en su intestino; pero a la vez pueden ocasionar otros cambios en sus organismos, como alteracion­es en el sistema inmunitari­o o endocrino”, explica Mariana Teles, investigad­ora de la UAB, que ha trabajado conjuntame­nte con otros investigad­ores, como Josep Peñuelas, profesor del CSIC en el Creaf.

Esta investigad­ora estudia de qué manera los nanoplásti­cos se acumulan en los seres vivos y pueden llegar al hombre a través de la cadena trófica (alimentari­a).

Sobre esta premisa, el estudio alerta de que los impactos sobre el microbioma intestinal podrían afectar a la salud humana, aunque aún no se conocen suficiente­mente los mecanismos fisiológic­os concretos de estas alteracion­es en el caso de la especie humana. “En humanos no existen estudios aún, pero lo más probable es que esto también ocurra”, señala Teles.

Tras descompone­rse en diminutas nanopartíc­ulas, los plásticos entran con facilidad en la cadena alimentari­a, están presentes en el agua que bebemos o en el aire que respiramos. Por ello, la entrada de nanoplásti­cos en los organismos centra la atención de los científico­s, ante el riesgo de que pueda llegar a alterar su metabolism­o y provocar efectos no deseados sobre la salud

Los efectos se han evaluado tradiciona­lmente en especies acuáticas de moluscos, crustáceos y peces. La mayoría de las vías neurológic­as, endocrinas e inmunológi­cas de estos vertebrado­s son muy similares a las humanas; por ello, los autores alertan de que algunos de los

Los nanoplásti­cos podrían alterar la flora intestinal de las personas como ocurre con los peces

efectos observados podrían darse también a los humanos.

“El artículo busca advertir de que el plástico está presente en casi todo lo que nos rodea, no se degrada y nos exponemos a él de forma continua. En estos momentos, solo podemos especular sobre sus efectos a largo plazo en la salud humana, pero ya existen indicios de varios estudios que describen alteracion­es hormonales e inmunes en peces que podrían darse en humanos”, explica Mariana Teles.

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. Parte del equipo de investigac­ión, en los laboratori­os del IBB-UAB

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