Vino lúcido y brillante
ORIOL GUEVARA SENDRA (1967-2020) Enólogo
El mundo del vino catalán ha perdido demasiado pronto a Oriol Guevara. Ha muerto a los 53 años, después de luchar bastante tiempo con la enfermedad que se lo ha llevado. Un poema de Joan Vinyoli sirvió para acompañar el último adiós que se le dio en la iglesia de Santa Maria de la Geltrú que lo vio crecer. Fue, del 2009 hasta el 2011, director general del Incavi de la Generalitat, un cargo del que se sintió muy orgulloso, y también presidente de la Asociación Catalana de Enólogos del 2006 al 2009, e impulsor del Colegio de Enólogos y Enólogas de Catalunya. El hoy presidente, Joan Miquel Canals, lo recuerda como “una persona visionaria y de ideas muy claras”.
Guevara, nacido el 24 de agosto de 1967 en el Palmeral de la Geltrú, era ingeniero técnico en industrias agroalimentarias por la Escuela Superior de Agricultura de Barcelona, y obtuvo un diploma en enología en la Universidad de Borgoña, en Dijon. También cursó estudios de enología y viticultura en la Universidad de California (Davis). Ha sido enólogo de bodegas como Raimat, Covides, Cevipe, Torres, Vega de Orillas, Finca Valldosera, La Capuchina, Mas Gil, Clos d’agon, Roig Parals, Jaumandreu, Vins el Cep, Terroir, Sant Joannes o Hugas de
Batlle. Músico de instrumentos tradicionales, también trabajó en Francia, en el Moët et Chandon Research Center; en la bodega de Codorníu en Napa Valley; en el también californiano Chalk Hill Winery (Sonoma) y en Houghton Winesbrl
Hardy (Australia). Trabajando en Australia lo avisaron de que el
Diari de Vilanova publicaba un anuncio de Torres buscando enólogo. Acabó entrando en Torres, en el equipo de vinos blancos, donde estuvo siete años. Posteriormente trabajó en la bodega ampurdanesa Clos d’agon (fue el mismo Peter Sisseck, el creador del Pingus, quien lo entrevistó para ficharlo). Acabó fundando la empresa de consultoría enológica Abicon Wine.
El trabajo de enólogo lo hizo viajar mucho. Había llegado a hacer más de 70.000 kilómetros al año en coche. Decía que había vivido muchos años fuera de su natal Vilanova i la Geltrú, pero que “siempre que se marchaba sabía que volvería”. No tenía dudas que “el vilanovisme es una cosa que se mama desde pequeño, lo llevas dentro”. Oriol Guevara era una persona muy integrada en la capital del Garraf y en su ciclo festivo, formando parte del grupo musical Ministrers de la Vilanova tocando el tenoret. El exalcalde vilanovés Joan Ignasi Elena, amigo personal del Oriol, dice que era “lúcido, cosmopolita, brillante y culto”, y añade que “estimaba su profesión y su ciudad”. Era un gran amante de la buena mesa y de la conversación.
Veía tanto la profesión de enólogo como el sector vitivinícola “fastidiados”. No obstante, apuntaba que “la ciencia de la enología está mejor que nunca”, aunque siempre había reclamado más visibilidad y reconocimiento social para los enólogos. Consideraba que “un buen vino es aquel que complace al público de mis clientes, y que consigue que los consumidores repitan”. También opinaba que un buen vino tenía que ser hedonista, y que “en el caso de Catalunya tiene que ir ligado, de forma indisociable, con un lugar, con una historia.”