La Fundació Miró reconstruirá la huella del grupo ADLAN
El 2020 habrá sido el año más extraño y difícil de la historia de la Fundació Miró, que tras los tres meses de cierre por confinamiento ha visto caer su público en un 90%, pese a albergar una de las propuestas más atractivas de la oferta barcelonesa, No me oyes, de la artista india Nalini Malani, nominada a los Global Fine Art Award como una de las mejores exposiciones del año.
El 2021 tampoco será fácil, con la plantilla afectada por un ERTE para hacer frente a la caída de ingresos (dependen en un 70% de la taquilla) y la apertura limitada a los fines de semana (de viernes a domingo). Sin embargo, lejos de provocar efectos paralizantes, el equipo que lidera su director Marko Daniel continúa trabajando ya no sólo en mantener una programación activa -tanto presencial como a través de canales digitales– sino que en los próximos meses tiene previsto hacer realidad la “torre del conocimiento” con la que soñaron Miró y Sert, trasladando su archivo a la sala octogonal de la primera planta y especializando su biblioteca en Miró. Esta reformulación de los espacios se hará con la colaboración de la Generalitat, “pero para poder llevar a cabo los proyectos es esencial que la plantilla esté trabajando a tiempo completo”, señala Daniel.
La programación del 2021 arrancará en marzo con Joan Miró y ADLAN, exposición que reconstruye la huella que este grupo de artistas e intelectuales dejó en la Barcelona de los años treinta, y en otoño, aunque todavía por confirmar, confía recuperar la muestra El sentido de la escultura, que debía haber comisariado el artista y escultor David Bestué esta temporada. El ciclo del Espai 13 dedicado al arte emergente correrá a cargo de Marc Navarro Fornós bajo el título Gira todo gira, y fuera del centro se presentarán exposiciones a partir de sus fondos en el Musée Rolin de Autun, en la Embajada de España en París y en Can Mario de Palafrugell.