FRANCIA REABRE LA FRONTERA CON EL REINO UNIDO
Francia solo deja entrar a franceses, residentes y europeos con test negativo
Los camiones procedentes del Reino Unido, como los de la foto, podrán entrar en Francia con un test negativo.
Puede que sea la maldición del Brexit, o cualquier otra maldición, o el castigo de los dioses a solo nueve días de que el Reino Unido se vaya oficialmente de la UE. En cualquier caso, el caos que pronosticaban los partidarios de seguir en Europa ha llegado al canal de la Mancha y a toda Inglaterra antes tan siquiera de que los británicos, unos tan felices y otros a regañadientes, hayan dicho goodbye. ¿Un anticipo de lo que se viene encima en enero o una vacuna –como la Pfizer, Oxford o Moderna– para inmunizar al país del desastre? Caos en las carreteras, caos de suministros, caos de desorganización y también caos político, con Londres y París enfrentados por el cierre al tráfico de mercancías, el Gobierno de Boris Johnson enfadado con la cincuentena de países que han cancelado los vuelos al Reino Unido, Bruselas intentando poner un poco de orden y calma en medio del guirigay, los ciudadanos furiosos por los cambios bruscos de planes y la anulación de billetes ya comprados. Y no digamos los camioneros que hacen cola desde hace ya dos días en los accesos a los puertos de Dover y Folkestone, durmiendo en las cabinas de los vehículos en condiciones sanitarias muy precarias y alimentados con una mera barrita de cereales que les ha proporcionado el condado de Kent. Aparte de las serias dudas de si podrán llegar a sus casas a tiempo de celebrar la Navidad.
Hasta cuatro mil camiones había ayer por la noche acumulados en la zona del canal (las entradas a los ferris y el eurotúnel, las carreteras de acceso, el aeropuerto de Manston, a veinte kilómetros, reciclado como un aparcamiento gigante...), con destinos tan lejanos como Ankara, Katowice (Polonia) o Bielorrusia, unos vacíos tras haber dejado su carga en Gran Bretaña, otros hasta los topes tras haberla recogido en estas islas. Todos, pillados por sorpresa por el cierre a vehículos y conductores impuesto por el presidente francés Emmanuel Macron. Una escena más propia de la frontera entre Zimbabue y Sudáfrica que entre dos potencias del mundo más desarrollado.
Fuentes de Downing Street, parlamentarios euroescépticos y conspiradores diversos ven gato encerrado en la actitud de Macron, ya sea una venganza por el Brexit (del que siempre ha sido tal vez el líder europeo más crítico) o un aviso de lo que se avecina si Boris Johnson no hace las últimas concesiones en el tema de la pesca y facilita un acuerdo comercial entre la UE y el Reino Unido que impida el desastre del no deal. O un posicionamiento político interno de cara a la reelección, para mostrar su firmeza ante la Pérfida Albión.
Analistas menos apasionados estiman que su cierre ha tenido efectivamente por objeto intentar frenar la entrada al continente de la nueva cepa de la Covid-19, porque el caos afecta a ambos lados de la frontera (aunque más al británico) y no tendría sentido provocarlo. Las negociaciones de ayer entre Londres y París resolvieron solo parcialmente el asunto, permitiendo la entrada a Francia de los nacionales y residentes en ese país, y ciudadanos de la UE con un test negativo. Para ellos volverán a volar hoy los aviones, a circular los trenes del Eurostar y navegar los barcos.
Más enrevesada es la cuestión de los camioneros. Londres pretendía resolver el asunto y que pudieran viajar tras someterse a pruebas rápidas de saliva con resultados en media hora, que son menos fiables (se escapan un treinta por ciento de los casos), mientras que Macron ha insistido en que se trate de tests PCR que cuestan cerca de doscientos euros, los transportistas no van a pagar, sus empresas tampoco quieren hacerlo, y menos aún los gobiernos. Aparte de dónde dormirían los conductores hasta saber si están sanos o enfermos, dónde meter en cuarentena a quienes dieran positivo, quien correría con el coste del alojamiento y la manutención, y qué hacer con sus vehículos y mercancías (que posiblemente se pudrirían si son comida fresca). Demasiadas preguntas y todavía muy pocas respuestas.
De cara a la galería –y con el Brexit aún pendiente de resolución– Londres actúa con la máxima diplomacia posible, pero el calentón va por dentro, y los funcionarios consideran que la actitud de Macron (y de Pedro Sánchez, Merkel y demás líderes europeos) es irracional y exagerada. Dicen que la mutación del virus se ha detectado en el Reino Unido por la sofisticación de los tests que realiza, pero que lo más probable es que se haya originado en otro lugar y llegado a través del canal, y que en cualquier caso esté ya en el continente.
La Unión Europea, a todo esto, ha recomendado que se anulen los viajes no esenciales, pero que todos los ciudadanos británicos y europeos
CON LIMITACIONES Hoy volverán a volar los aviones, a circular los trenes del Eurostar y navegar los barcos
IMAGEN PÉSIMA Las colas de camiones en el canal recuerdan a las de la frontera entre Zimbabue y Sudáfrica