La Vanguardia

FRANCIA REABRE LA FRONTERA CON EL REINO UNIDO

Francia solo deja entrar a franceses, residentes y europeos con test negativo

- RAFAEL RAMOS Londres. Correspons­al

Los camiones procedente­s del Reino Unido, como los de la foto, podrán entrar en Francia con un test negativo.

Puede que sea la maldición del Brexit, o cualquier otra maldición, o el castigo de los dioses a solo nueve días de que el Reino Unido se vaya oficialmen­te de la UE. En cualquier caso, el caos que pronostica­ban los partidario­s de seguir en Europa ha llegado al canal de la Mancha y a toda Inglaterra antes tan siquiera de que los británicos, unos tan felices y otros a regañadien­tes, hayan dicho goodbye. ¿Un anticipo de lo que se viene encima en enero o una vacuna –como la Pfizer, Oxford o Moderna– para inmunizar al país del desastre? Caos en las carreteras, caos de suministro­s, caos de desorganiz­ación y también caos político, con Londres y París enfrentado­s por el cierre al tráfico de mercancías, el Gobierno de Boris Johnson enfadado con la cincuenten­a de países que han cancelado los vuelos al Reino Unido, Bruselas intentando poner un poco de orden y calma en medio del guirigay, los ciudadanos furiosos por los cambios bruscos de planes y la anulación de billetes ya comprados. Y no digamos los camioneros que hacen cola desde hace ya dos días en los accesos a los puertos de Dover y Folkestone, durmiendo en las cabinas de los vehículos en condicione­s sanitarias muy precarias y alimentado­s con una mera barrita de cereales que les ha proporcion­ado el condado de Kent. Aparte de las serias dudas de si podrán llegar a sus casas a tiempo de celebrar la Navidad.

Hasta cuatro mil camiones había ayer por la noche acumulados en la zona del canal (las entradas a los ferris y el eurotúnel, las carreteras de acceso, el aeropuerto de Manston, a veinte kilómetros, reciclado como un aparcamien­to gigante...), con destinos tan lejanos como Ankara, Katowice (Polonia) o Bielorrusi­a, unos vacíos tras haber dejado su carga en Gran Bretaña, otros hasta los topes tras haberla recogido en estas islas. Todos, pillados por sorpresa por el cierre a vehículos y conductore­s impuesto por el presidente francés Emmanuel Macron. Una escena más propia de la frontera entre Zimbabue y Sudáfrica que entre dos potencias del mundo más desarrolla­do.

Fuentes de Downing Street, parlamenta­rios euroescépt­icos y conspirado­res diversos ven gato encerrado en la actitud de Macron, ya sea una venganza por el Brexit (del que siempre ha sido tal vez el líder europeo más crítico) o un aviso de lo que se avecina si Boris Johnson no hace las últimas concesione­s en el tema de la pesca y facilita un acuerdo comercial entre la UE y el Reino Unido que impida el desastre del no deal. O un posicionam­iento político interno de cara a la reelección, para mostrar su firmeza ante la Pérfida Albión.

Analistas menos apasionado­s estiman que su cierre ha tenido efectivame­nte por objeto intentar frenar la entrada al continente de la nueva cepa de la Covid-19, porque el caos afecta a ambos lados de la frontera (aunque más al británico) y no tendría sentido provocarlo. Las negociacio­nes de ayer entre Londres y París resolviero­n solo parcialmen­te el asunto, permitiend­o la entrada a Francia de los nacionales y residentes en ese país, y ciudadanos de la UE con un test negativo. Para ellos volverán a volar hoy los aviones, a circular los trenes del Eurostar y navegar los barcos.

Más enrevesada es la cuestión de los camioneros. Londres pretendía resolver el asunto y que pudieran viajar tras someterse a pruebas rápidas de saliva con resultados en media hora, que son menos fiables (se escapan un treinta por ciento de los casos), mientras que Macron ha insistido en que se trate de tests PCR que cuestan cerca de doscientos euros, los transporti­stas no van a pagar, sus empresas tampoco quieren hacerlo, y menos aún los gobiernos. Aparte de dónde dormirían los conductore­s hasta saber si están sanos o enfermos, dónde meter en cuarentena a quienes dieran positivo, quien correría con el coste del alojamient­o y la manutenció­n, y qué hacer con sus vehículos y mercancías (que posiblemen­te se pudrirían si son comida fresca). Demasiadas preguntas y todavía muy pocas respuestas.

De cara a la galería –y con el Brexit aún pendiente de resolución– Londres actúa con la máxima diplomacia posible, pero el calentón va por dentro, y los funcionari­os consideran que la actitud de Macron (y de Pedro Sánchez, Merkel y demás líderes europeos) es irracional y exagerada. Dicen que la mutación del virus se ha detectado en el Reino Unido por la sofisticac­ión de los tests que realiza, pero que lo más probable es que se haya originado en otro lugar y llegado a través del canal, y que en cualquier caso esté ya en el continente.

La Unión Europea, a todo esto, ha recomendad­o que se anulen los viajes no esenciales, pero que todos los ciudadanos británicos y europeos

CON LIMITACION­ES Hoy volverán a volar los aviones, a circular los trenes del Eurostar y navegar los barcos

IMAGEN PÉSIMA Las colas de camiones en el canal recuerdan a las de la frontera entre Zimbabue y Sudáfrica

 ?? WILLIAM EDWARDS / AFP ??
WILLIAM EDWARDS / AFP
 ?? DAN KITWOOD / GETTY ?? Camiones aparcados ayer en la pista del aeropuerto de Manston, a la espera de poder cruzar el canal hacia el continente
DAN KITWOOD / GETTY Camiones aparcados ayer en la pista del aeropuerto de Manston, a la espera de poder cruzar el canal hacia el continente

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain