El extremo era Dest
El lateral rememora sus tiempos de ala destapándose como el especialista que faltaba
Por petición expresa de Ronald Koeman, hombre práctico poco dado a los antojos, Sergiño Gianni Dest, de solo 19 años (ahora ya 20) se convirtió a cambio de 21 millones de euros en el primer estadounidense en los 121 años de historia del Barça. Era el lateral del futuro, un Alves o un Cafú en potencia... que todavía tendría que demostrar. En su 11.º partido de Liga, Dest se destapó. Y lo hizo como el extremo que no encontraba el equipo con especialistas como los lesionados Ansu Fati y Dembélé y los decepcionantes Coutinho y Trincão.
Formando en la segunda línea de un nuevo dibujo táctico que se inventó el técnico holandés, un 3-5-2 que lo liberaba de las funciones más defensivas, Dest discurrió como carrilero de gran profundidad hasta el extremo, rememorando sus orígenes en el Almere City, el equipo de su pueblo, donde jugó de extremo derecho hasta los 12 años. Fue al poco tiempo de aterrizar en la cantera del Ajax cuando retrasó su posición al lateral por la lesión de un compañero. Y allí se quedó, en la posición del 2. Una demarcación en la que evolucionó con soltura y excelentes llegadas hasta ganarse un puesto en el primer equipo ajacied y en la selección estadounidense, tras dar calabazas a la oranje dirigida entonces por Ronald Koeman, su gran valedor.
Ante el Valladolid, con las bandas más libres que las carreteras catalanas en pleno cierre perimetral, Dest se dio un festín, con facilidad para defender posicionalmente la caída del interior pucelano, y con salida libre para correr junto a la línea de cal o poner centros envenenados al área. Dos de ellos con el gol telegrafiado: uno rematado de talón por Braithwaite a los 31 minutos, y el que supuso el 0-2 del delantero danés a los 35.
Pero no acabó ahí el repertorio del estadounidense. Su entendimiento con De Jong con el que se apoyaba para dibujar una pared con centro al primer palo, o su regate en estático o en carrera, fueron armas que hacía tiempo que el Barça no explotaba con esa facilidad y frecuencia. Y que, por supuesto, tanto echó en falta en los teóricos especialistas de las alas como el desaparecido Dembélé, el apagado
Trincão o el declinante Coutinho, uno de los jugadores venidos a menos en quienes más confió Koeman.
Tanto el brasileño –ayer entrando de suplente, lo que hará avanzar la cuenta atrás de 10 partidos que le faltaban para que el Barça pague 20 millones más al Liverpool– como Antoine Griezmann han dejado de ser intocables. Koeman no les perdona la apatía y la indolencia, por mucho que sean dos de los tres fichajes más caros de la historia del club blaugrana.
Con el técnico holandés prima la meritocracia: quien mete la pierna y tiene actitud se gana la titularidad. Ahí siguen Pedri, Araújo o Dest, el lateral al que quiso convencer que escogiese la sangre neerlandesa de la madre antes que la americana del padre militar para vestir de naranja. Años después lo persuadió para que se enfundara de blaugrana.
Un revulsivo que empieza a encajar en el equipo y que colaboró notoriamente para romper la racha aciaga del Barça a domicilio: no ganaba fuera desde el 1 de octubre en Vigo (0-3), después de encadenar un lamentable 1 de 12 puntos en los últimos 4 partidos lejos del Camp Nou. Con Dest recordando sus días de extremo, salir de casa ya no da tanto miedo.
Con este sistema queríamos tener más seguridad, aprovechar más los laterales y generar un 3 contra 2 en ataque”