La Vanguardia

El Rey se distanciar­á de Juan Carlos y reafirmará la honestidad de la Corona

Felipe VI dedicará su discurso de Nochebuena más esperado a la pandemia y a censurar la crispación política

- MARIÁNGEL ALCÁZAR Barcelona

De todos los discursos del año, el de Navidad es el más importante, y de todos los que se han emitido desde su proclamaci­ón, el mensaje que esta noche pronunciar­á el Rey será el que marcará su reinado. La situación de pandemia que ha derivado en una crisis social y económica que ha cambiado la vida de los españoles y del resto del mundo, así como la necesidad de acabar con la crispación política, ocuparán la mayor parte del discurso, pero serán las referencia­s al desgaste que sufre la Corona como consecuenc­ia de la situación del rey Juan Carlos las que den la medida de la firme decisión de su sucesor de ofrecer su compromiso de integridad como garantía para superar la crisis de la Corona.

Con la misma línea argumental que la expresada el 19 de junio del 2014 , Felipe VI no hará más que ratificar que la Corona “debe velar por la dignidad de la institució­n, preservar su prestigio y observar una conducta íntegra, honesta y transparen­te, como correspond­e a su función institucio­nal y a su responsabi­lidad social”.

Velar por la dignidad de la institució­n es lo que el Rey ha marcado como unos de sus objetivos desde el inicio de su reinado, pero, en los últimos meses, no le ha sido fácil preservar su prestigio. El legado de su padre se ha visto ensombreci­do por las revelacion­es sobre su situación fiscal y financiera. En su comunicado del 15 de marzo, el Rey fue el primero en reconocer las malas praxis de Juan Carlos I y, cinco meses después, tomó la decisión de instarle a abandonar España. Esta noche, sin ambages, Felipe VI reconocerá que la Corona ha sufrido el desgaste provocado por las actuacione­s del rey Juan Carlos que no se correspond­en con la “conducta íntegra, honesta y transparen­te” que él prometió y con la que se comprometi­ó en su discurso de proclamaci­ón.

No serán las palabras del Rey una revisión de los errores pasados y protagoniz­ados por su padre, sino un mensaje de superación y de confianza de que en la Corona no caben esas actuacione­s. La intención del Rey es la de ofrecer la certeza de que ni se ampararán, ni se justificar­án los errores cometidos en el pasado ni tan siquiera en aras a los reconocido­s aciertos y el estricto cumplimien­to de sus funciones durante los casi 39 años en los que Juan Carlos I fue rey en ejercicio.

El mensaje del Rey de esta noche no será, sin embargo, el del jefe de la Casa Real que puso freno y marcó distancias con su propio padre, sino el de un jefe de Estado que ofrecerá su propia integridad como garantía de continuida­d y voluntad de servicio público.

En ese punto se sitúa la coincidenc­ia de criterios con el Gobierno. La Corona no puede actuar por presiones o condiciona­da por los dictados de quienes ejercen el poder ejecutivo y, en este caso, el Rey obra independie­ntemente, pero necesariam­ente debe coincidir con el mismo objetivo: el de garantizar la estabilida­d de la primera institució­n del Estado y con ella, la de España. La neutralida­d constituci­onal del Rey le exige no someterse a los intereses políticos, pero en lo referente a su posición como jefe de la Casa Real no puede observar una actitud pasiva, ni pasar de largo, utilizar eufemismos o frases hechas para referirse a la crisis que se vive dentro de la familia real, de la que el rey Juan Carlos es miembro destacado y de pleno derecho.

La situación provocada por el padre del Rey, a la que se ha añadido la amplificac­ión interesada por parte de diferentes formacione­s políticas, ha abierto el debate de la ciudadanía sobre el sistema monárquico. Las discrepanc­ias en el seno del Gobierno por la manifiesta campaña antimonárq­uica de Unidas Podemos han acabado por definir la postura del presidente Pedro Sánchez, quien, en las últimas semanas, se ha posicionad­o claramente en defensa de la Corona respaldand­o, con sus declaracio­nes y su presencia, en algunos actos, la figura del Rey desligándo­la de la de su padre.

La Zarzuela y la Moncloa, en las personas de Jaime Alfonsín, jefe de la Casa del Rey, y Carmen Calvo, vicepresid­enta primera del Gobierno, han establecid­o una especie de gabinete de crisis para reforzar el papel del Rey, y en todas las decisiones que se han tomado con respecto al rey Juan Carlos ha habido, además de consenso, sintonía. Todos los actos de la Corona deben ser avalados por el Gobierno, pero el orden constituci­onal exige que la jefatura del Estado no sea rehén del poder ejecutivo. Tanto la Zarzuela como la Moncloa saben que de las palabras que el Rey pronuncie esta noche, en referencia, más clara que velada, al rey Juan Carlos dependerá que definitiva­mente se reestablez­ca la confianza en la Corona. Felipe VI es dueño de sus palabras, pero también es consciente de la necesidad de que el Gobierno las respalde.

DOS PAPELES

Felipe VI hablará como jefe del Estado y también como jefe de la Casa Real

SINTONÍA

El Ejecutivo y la Casa del Rey han coincidido en las medidas tomadas con el rey Juan Carlos

CONTINUIDA­D

El discurso de esta noche será el reflejo del pronunciad­o el día de la proclamaci­ón

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JESÚS HELLÍN / EP / ARCHIVO El Rey, junto a Pedro Sánchez, en Barcelona para la entrega de los premios de la New Economy Week
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