El discurso del Rey

Pocas veces un discurso del Rey de España había despertado tanta expectación como el que Felipe VI pronunciará esta noche. Descontadas sus palabras de empatía y cariño hacia las personas que han perdido a sus seres queridos en este dramático 2020 por culpa del virus y también su predisposición a apoyar a todos los afectados por la crisis económica que deja la pandemia, la gran incógnita es cómo abordará el Rey todo lo que tiene que ver con los escándalos de su padre.

Es un discurso muy complejo y seguramente el más difícil de su vida, pero, al mismo tiempo, una gran oportunidad para dejar claro que la institución está por encima de las personas y defender su compromiso con la ejemplaridad, rigor y transparencia que deben guiar su actuación. El comportamiento del rey emérito no ha sido, ni está siendo, ejemplar. Y Don Felipe no puede dejar pasar este tema por alto en su discurso. La crisis de credibilidad que ha llevado al emérito a irse a vivir a Abu Dhabi y a pagar 678.393 euros a la Agencia Tributaria para evitar una denuncia judicial merece una reflexión clara del actual jefe del Estado.

Por lo que parece, el Gobierno ha tenido una parte activa en la elaboración de este discurso mediante la colaboración de la vicepresidenta, Carmen Calvo, pero el texto final que pronunciará finalmente esta noche será el que ha decidido la Casa del Rey. Sus palabras no son, ni pueden ser, una imposición de la jefatura de Gobierno. Otra cosa es que haya podido recibir sugerencias como la de marcar distancias con la ultraderecha o con los polémicos tuits de algunos militares retirados. En este sentido, fue todo un acto cargado de simbolismo la visita que realizó la pasada semana a la Biblioteca Nacional para inaugurar la exposición dedicada al expresidente de la República Manuel Azaña.

Todo lo que no sea un mensaje nítido de defensa de la honorabilidad de la institución que deje claro que está por encima de quien sea su titular será una oportunidad desaprovechada.