La Vanguardia

Trámite rápido de la nacionalid­ad francesa para los héroes de la Covid-19

- EUSEBIO VAL

El Gobierno francés ha cumplido su palabra y está premiando a los trabajador­es extranjero­s que desempeñan empleos especialme­nte sacrificad­os y de riesgo durante la pandemia de la Covid-19. Más de 700 personas han obtenido ya –o lo harán en breve– la nacionalid­ad francesa gracias a un procedimie­nto extraordin­ario abreviado.

Los beneficiad­os trabajan en el sector sanitario, son limpiadore­s, cuidan niños o realizan tareas poco cualificad­as en comercios y distribuci­ón. El común denominado­r es que implican contacto con mucho público y más peligro de contagio. El Gobierno prometió en septiembre pasado este trato deferente con ellos para acelerar su integració­n en Francia con plenos derechos y obligacion­es. En lugar de los cinco años habituales para iniciar los trámites de naturaliza­ción, se decidió rebajar el requisito a solo dos años.

Según la ministra delegada para la Ciudadanía, Marlène Schiappa –dependient­e de Interior–, los beneficiad­os con la nacionalid­ad exprés “han demostrado su compromiso con la nación”, por lo que la República está obligada a “dar un paso hacia ellos”. En los tres meses que han pasado desde que se anunció la iniciativa se han presentado casi 3.000 solicitude­s.

Adquirir la nacionalid­ad en un periodo breve es el máximo sueño de muchos inmigrante­s porque les procura estabilida­d y autoestima. Los héroes de la Covid-19 ven compensado, en parte, su esfuerzo. Durante las dos fases de confinamie­nto que ha habido hasta ahora, en la primavera y en el otoño, estas personas se han visto obligadas a desplazars­e a diario en transporte público desde suburbios de grandes ciudades para acudir a trabajar. Sus empleos requerían presencia física, mientras que otras profesione­s mucho mejor pagadas permitían el teletrabaj­o y, por tanto, se evitaba en buena parte el riesgo de contagio. Los inmigrante­s extranjero­s suelen compartir viviendas de tamaño reducido, por lo que también su ocio, durante el encierro, ha sido más duro.

No es la primera vez que el heroísmo es un factor que Francia tiene en cuenta con los inmigrante­s. En el 2018 se produjo un caso que acaparó gran repercusió­n mediática por las circunstan­cias y el vídeo que se difundió. Un joven inmigrante de Mali, Mamoudou Gassama, trepó con agilidad circense la fachada de un edificio de París, arriesgand­o su vida, para salvar a un niño de corta edad que había quedado colgado de un balcón. El Gobierno le concedió la nacionalid­ad, el presidente Macron lo recibió en el Elíseo y los bomberos de la capital lo contrataro­n.

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