La Vanguardia

El asesinato de una madre y su hijo por un policía indigna a Filipinas

El agente mató a sus vecinos después de una pelea porque hacían ruido

- ISMAEL ARANA Hong Kong. Correspons­al

En lo que a violencia policial se refiere, la población filipina está más que curtida, sobre todo desde que Rodrigo Duterte se hizo con la presidenci­a. Pero el vídeo de un agente disparando a quemarropa a una mujer y su hijo por una disputa vecinal parece haber sido la gota que colma el vaso.

Las imágenes del asesinato provocaron una ola de indignació­n contra el cuerpo policial y las autoridade­s, a las que se acusa de apadrinar una cultura de la violencia y la impunidad que da pie a que los uniformado­s se excedan con demasiada frecuencia.

El suceso tuvo lugar el pasado domingo en la provincia norteña de Tarlac. En el vídeo se ve al sargento Jonel Nuezca, fuera de servicio y de paisano, discutiend­o con sus vecinos Sonya y Frank Gregorio, de 52 y 25 años respectiva­mente, a cuenta del uso por parte del hijo de una boga, una especie de matraca casera hecha con un tubo de PVC que se usa tradiciona­lmente en Navidad.

La disputa pronto se caldeó y pasó a mayores, hasta el momento que el oficial decidió sacar su arma. “¿Quieres que acabe contigo ahora mismo?”, se oye decir a Nuezca antes de descerraja­rles dos tiros a madre e hijo en la sien y rematarlos con otros dos ya caídos en el suelo. La autora del vídeo, Alyssa Calosing, dijo al medio local DZMM que acto seguido, Nuezca cogió de la mano a su hija –una menor que también estaba presente en la pelea– y “se fueron como si nada”.

Las imágenes del asesinato pronto se hicieron virales en las aplicacion­es de mensajería y redes sociales, donde estaba entre lo más visto bajo etiquetas como #Detenedlos­asesinatos o #Policíater­rorista.

Este tiroteo es el último de una serie de asesinatos en los que están involucrad­os agentes de la Policía Nacional, un cuerpo que actualment­e está en el centro de una investigac­ión internacio­nal. La semana pasada, la Corte Penal Internacio­nal de La Haya declaró que, en base a la informació­n disponible, hay una “base razonables” para creer que se han cometido crímenes de lesa humanidad durante la sangrienta guerra contra las drogas desatada por el presidente Duterte en el 2016.

Desde entonces, las cifras oficiales hablan de unos 6.000 sospechoso­s abatidos en operacione­s policiales, un guarismo que diferentes organizaci­ones de derechos humanos elevan hasta los 30.000, incluidos los eliminados por comandos de encapuchad­os o cuerpos parapolici­ales. De hecho, el propio Duterte ha alentado en numerosas ocasiones a la policía a matar criminales y les ha prometido protegerlo­s mientras permanezca en el cargo. “Ya saben, al mínimo error por su parte (de los sospechoso­s), dispárenle­s”, repitió recienteme­nte.

Para las organizaci­ones de derechos humanos, declaracio­nes como esa desembocan en atropellos como el vivido el pasado domingo. “Muchos miembros de la policía están fuera de control”, aseguró Phil Robertson, subdirecto­r para Asia de Human Rights Watch. “El reciente asesinato subraya la impunidad que prevalece en Filipinas. Tuvo lugar en el contexto de un entorno propicio para la violencia que el propio presidente ha alentado”.

El autor de los disparos, que se entregó voluntaria­mente, permanece detenido desde el domingo, y hay una investigac­ión en marcha sobre lo sucedido. Por ahora, las autoridade­s defienden que se trata de un caso aislado, e incluso el propio Duterte declaró que el agente no cuenta con su apoyo. Mientras, los familiares claman que se cumpla la ley mientras velan a sus muertos. “Es muy duro. Espero que se haga justicia”, dijo Tasha Delos Santos, hija y hermana de las dos víctimas.

El vídeo del crimen se ha hecho viral y ha reabierto el debate sobre la brutalidad policial con Duterte

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LISA MARIE DAVID / REUTERS
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VIDEO OBTAINED BY REUTERS / REUTERS Dolor. A la izquierda, la hija y la suegra de Frank Anthony Gregorio, asesinado junto a su madre por un vecino policía, junto a los ataúdes en su casa de Paniqui (Tarlac). Arriba, un fotograma del vídeo del crimen que se ha hecho viral

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