“Los primeros años la ‘niña’ hacía gracia, ahora me respetan”
Laia Sanz, piloto de Gas Gas en el Rally Dakar
Acostumbrados a verla habitualmente entre los 20 primeros de motos en el Dakar, que Laia Sanz (Corbera de Llobregat, 35 años) no se exija un top 15 es síntoma de que la dama del desierto no está fina. Entre la pandemia, la lesión de una mano y una extraña enfermedad que la ha dejado tocada, la piloto de Gas Gas se dará por muy satisfecha en su 11.º rally llegando a meta el 15 de enero. El resto será épica.
Cada año tiene un pequeño obstáculo más. Ahora la enfermedad de Lyme. Parezco una pupas últimamente. Llevo dos años que entre lesiones y enfermedades no tengo demasiada continuidad, lo he ido trampeando bastante bien, pero este año ha sido muy duro. Ya contenta de viajar hacia Arabia y dejarlo todo atrás.
¿La enfermedad de Lyme (por la picadura de una garrapata) la puede condicionar en la carrera o ya está superada?
Sí, me puede condicionar. Es una enfermedad que cuesta eliminar. Aún tomo antibióticos y eso me deja chafada. Afecta de maneras muy diferentes. Yo empecé con los ganglios inflamados, dolor de cabeza y mareos, y acabé teniendo hormigueo, falta de fuerza, dolor muscular y de articulaciones... Ya veremos cómo el cuerpo va haciendo.
Y ahora el riesgo de contagio de Covid.
Tomo todas las medidas que puedo, pero no puedes estar obsesionada. Con el Lyme, mi sistema inmunológico tampoco está para tirar cohetes y he vigilado más de lo normal.
Con todo, la preparación para el Dakar este año tampoco habrá sido normal.
Noooo. Ya venía de un año con la lesión de una mano (por la caída en la 2.ª etapa del Dakar 2020) y del confinamiento. Me la tendría que haber operado enseguida al volver de Arabia, y con el tratamiento conservador la recuperación ha sido lenta. Así que no llegaré en las mejores condiciones físicas. No pude coger la moto hasta junio, pero no me encontraba bien (por la enfermedad de Lyme) y tuve que dejarla hasta ahora. Solo he hecho una semana de entrenos en Dubái (a primeros de diciembre) y unos días en casa. Llegaré al Dakar muy justita: si estás sana cuesta menos coger el ritmo porque te puedes preparar en el gimnasio, pero con una enfermedad así, con malestar general, no puedes hacer nada.
Así, la exigencia este Dakar 2021 bajará. ¿Con qué se dará por satisfecha?
Me conformaría con llegar al final y estar contenta, lo que querrá decir que me he encontrado bien y que he podido aguantar.
Eso ya sería un éxito. Tampoco pienso en un resultado concreto, en un top 15 como sería en otro año. Que me haya pasado todo eso me quita la autoexigencia de cada año. En el Dakar hay que ver qué pasa y cómo reacciona el cuerpo. Quizá el segundo día sufro una pájara y no puedo más...
Del top 15, ¿mejor olvidarse?
No pienso en ello. Cuando me ponga el casco, si me encuentro bien, daré gas, seguro. Pero si coges la lista de inscritos, de salida, para mí, ya hay 20 pilotos casi intocables y 10 más muy competitivos. Hay 30-35 pilotos top, y antes eran 15. Pero intento desconectar de eso porque en el Dakar pasan muchas cosas, es una carrera en la que debes ir de menos además. No me quiero presionar.
¿A quién ve favorito?
Si miras, en KTM Factory todos son ganadores del Dakar (Price, Sunderland, Walkner), en Husqvarna hay un campeón del mundo de rallies (Quintanilla), en Honda hay 2 o 3 que pueden ganar el Dakar, en Yamaha hay un par... Hay 10 tíos que pueden ganar. Se me hace difícil decir uno: Quintanilla, Brabec y cualquiera de los tres KTM.
Un dakariano me decía que hace unos años la veían como “la niña” y ahora es una competidora de primer nivel. ¿Cómo ve su evolución en estos 10 años?
Los primeros años hacía gracia, “Ay, mira a la niña, a ver si se cae”, era muy joven (tenía 25 años), todos eran mayores. Pero cuando empecé a hacer top 10 en las etapas cambió mucho, y desde el 9.º de la general del 2015 todos me respetan. Saben qué duro es llegar al final, seas hombre o mujer.
¿En un año normal, sin enfermedades, podría repetir el top 10 del 2015?
Sería complicado. Ha cambiado la generación del Dakar y la carrera ha evolucionado. En un Dakar supernavegado, muy duro, al estilo de Sudamérica, con los cambios de condiciones tan bestias, alguna opción habría. Pero sería muy difícil. Pero está claro que viendo hacia donde va ahora la carrera y con esta generación nueva que tiene un punto de locura y asume muchos riesgos, siendo realista no puedo estar en el top 10.
¿Siente que se ha convertido en referencia y modelo por ser una mujer en una competición tan dura como el Dakar?
Creo que sí, y me siento orgullosa. Cuando empecé a hacer trial era la única niña y ahora veo a muchas. En parte he ayudado a este crecimiento y me siento muy contenta. En el Dakar no somos muchos, pero en un futuro seremos más, en parte gracias a mí y a las mujeres que han participado, como en su día Jutta Kleinschmidt y Andrea Mayer fueron referentes para mí.
CONDICIONADA POR LA ENFERMEDAD “Llegaré al rally muy justa de forma, así que este año me conformo con llegar al final y encontrarme bien: sería un éxito”
REPETIR UN ‘TOP 10’ ALGÚN AÑO “Viendo hacia donde va la carrera y esta generación que tiene un punto de locura y asume muchos riesgos, no puedo hacer un top 10”