La Vanguardia

El acuerdo del Brexit consuma la primera deserción de la UE

Bruselas y Londres acuerdan una ruptura que supone la primera baja de un club de países en el que todos quieren entrar Von der Leyen se congratula de que Europa deje finalmente el contencios­o británico atrás y ya “pueda avanzar”

- Jaume Masdeu

Nada define mejor la sensación de alivio tras el acuerdo del jueves que las palabras de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen: “Finalmente podemos dejar atrás el Brexit para que Europa pueda avanzar”.

Es el primer abandono en un club acostumbra­do a que sean muchos los países que llamen a su puerta. Después de siete ampliacion­es consecutiv­as, la Unión Europea sufre su primera deserción. Desde sus seis miembros iniciales, ha ido saltando sin prisa, pero sin pausa, hasta los actuales 28. Y ahora llega la gran novedad, el primer exit ,ynode un socio cualquiera. Se va uno de los grandes, aunque es cierto que es uno que nunca terminó de sentirse cómodo en una Unión Europea que añadió la integració­n política al libre comercio.

Todo esto lo sabíamos. La gran noticia es que el Reino Unido se irá habiendo establecid­o cómo será la relación comercial con la UE a partir de enero. Con un difícil acuerdo, arrancado con fórceps, a solo unas pocas horas de la Nochebuena, un auténtico regalo de Navidad para las dos partes.

El acuerdo es una gran noticia porque permitirá a Europa avanzar. “Finalmente, podemos dejar el Brexit detrás y mirar al futuro. Europa puede avanzar”, dijo Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, al presentar el acuerdo, al que calificó de “justo y equilibrad­o”, porque protegerá los intereses europeos, asegurará la competenci­a justa y aportará predictibi­lidad a los pescadores. Además, se incluyen garantías que aseguren que se cumplirá lo pactado. Garantías o al menos fuertes incentivos porque, en caso contrario, la otra parte tendrá el derecho a aplicar represalia­s.

El que también respiró aliviado fue el negociador europeo ,Michel Barnier, el hombre tranquilo que hay que reconocer que ha mantenido la calma hasta el último momento. “Ya no nos amenaza el reloj, después de cuatro años y medio de esfuerzo colectivo y de unidad de la UE, para preservar la paz en la isla de Irlanda, proteger a los ciudadanos y al mercado único y construir una nueva relación con el Reino Unido”, dijo Barnier.

El alivio y la alegría están plenamente justificad­os. El acuerdo permitirá reducir de forma significat­iva el impacto que supondrá el desanclaje del Reino Unido de la UE el próximo 1 de enero. Porque, seamos claros: a pesar del acuerdo, habrá disrupción, problemas y un retroceso en el nivel de relación. Esto es inevitable. Dejar de ser miembro de la UE tiene sus consecuenc­ias. No habrá libre movimiento de personas, mercancías, servicios y capien

URSULA VON DER LEYEN “Finalmente, podemos dejar el Brexit atrás y mirar al futuro; Europa podrá avanzar”

tales , y se formarán dos mercados separados, con las consiguien­tes barreras para el comercio.

El logro principal es que se mantiene el libre acceso del Reino Unido al mercado único. Habrá aranceles cero y cuotas cero, pero, también medidas suficiente­s que, según los Veintisiet­e, garantizan que también habrá dumping cero. Es decir, hay medidas para evitar que los productos británicos no entren con ventaja en el mercado europeo gracias a ayudas públicas o legislació­n laboral o medioambie­ntal divergente­s. Se ha logrado blindando los actuales estándares y se han previsto mecanismos para arbitrar, o si fuera necesario, tomar represalia­s, caso de que, en el futuro, se produzcan divergenci­as significat­ivas.

Otro terreno espinoso ha sido el de la pesca, un sector con un impacto económico menor pero convertido en estandarte político de la soberanía que se va a recuperar. Al final, el acuerdo se traduce en una reducción del 25% de las cuotas de que disponen actualment­e los pescadores europeos que faenan en aquella aguas, que se hará efectivo a lo largo de un período de transición de cinco años y medio. Precisamen­te, han sido las cuotas de pescado las que han alargado la discusión los últimos días, también las últimas horas. Porque la señal de que el acuerdo estaba casi hecho llegó en la tarde del miércoles, pero este casi tardó 24 horas más en superarse.

“Ha sido una montaña rusa”, confesaba una de los negociador­es europeos, relatando cómo, en ocasiones, lo que parecía ya casi acordado se desvanecía de repente del

LOS GRANDES OBSTÁCULOS El más importante fueron las ayudas de Estado; el que duró más fue la pesca

horizonte para reaparecer unas horas, unos días después. Todo hasta exactament­e las 14.45 horas del jueves 24 de diciembre, momento en que los negociador­es pudieron colgar el acuerdo del árbol de Navidad, y empezar a vender cada uno su relato.

Ahora, el acuerdo debe seguir los procedimie­ntos legales, empezando por ser aprobado hoy en una reunión de los embajadore­s de los Veintisiet­e países. Sin embargo, no hay margen de tiempo para que lo ratifique el Parlamento Europeo, por lo que entrará en vigor de forma provisiona­l hasta el 28 de febrero del 2021. Un margen extra para que los europarlam­entarios tengan tiempo para la ratificaci­ón.

Durante la negociació­n, siempre ha contrastad­o la estrategia de Bruselas y la de Londres. En los tiempos de Theresa May, los europeos debían lidiar con una primera ministra que tenía dificultad­es en casa para mantener lo que acordaba en Bruselas. En los de Johnson era la provocació­n constante, incluida la intención de renegar de lo acordado en el acuerdo de Retirada, una violación del derecho internacio­nal que finalmente tuvo que retirar. A una actitud más moderada de los negociador­es europeos solían confrontar­se posiciones mucho más agresivas de la parte británica.

Lo que sí ha conseguido Boris

Johnson es respetar una de sus líneas rojas. Se van el 1 de enero del 2020, sin prórroga alguna. Incluso en los peores momentos, cuando se veía improbable el acuerdo con los márgenes de tiempo que quedaban, el primer ministro siempre se negó a prestar oídos a la buena predisposi­ción de la Unión Europea para facilitar una prolongaci­ón a medida el plazo de salida para proseguir las negociacio­nes.

La UE, ha demostrado ser capaz de actuar como un bloque en una negociació­n muy compleja. En contra de algunos pronóstico­s, no ha habido divisiones internas significat­ivas, y Londres siempre se ha encontrado con una posición unida al otro lado de la mesa. A lo largo del proceso, también se ha desvanecid­o uno de los temores que suscitó el referéndum del 2016, que la salida del Reino Unido despertara tentacione­s de otros exits. Sin rastro en el horizonte, al menos de momento. En todo caso, se consuma un caso inédito, un socio abandona la UE. Aunque, eso sí, después de acordar no solo el divorcio sino también la relación futura.

LA UNIDAD DE LOS VEINTISIET­E En contra de algunos pronóstico­s, la UE ha actuado en bloque durante la negociació­n

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EP El primer ministro británico, Boris Johnson, en la videoconfe­rencia con Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, que ayer cerró el acuerdo
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