El urbanismo táctico dispara la preocupación por el tráfico
El abogado Daniel Vosseler asume la representación del joven que falleció en un accidente al chocar contra un New Jersey de una terraza en la calle Balmes
La familia del motorista Martí Estela, de 28 años, que falleció la semana pasada al chocar contra uno de los bloques de hormigón instalados en la calzada para delimitar la zona destinada a las terrazas, reclama que todos estos obstáculos sean retirados. “Llegaré hasta el final para que todas los barreras de hormigón sean retiradas de las calles de Barcelona y se deje de poner en riesgo la seguridad de los motoristas, patinetes y ciclistas”, afirma, en declaraciones a La Vanguardia, el abogado Daniel Vosseler, que ha asumido personalmente la representación de la familia en este asunto.
El próximo lunes comparecerá en el juzgado de instrucción 13 de Barcelona para personarse como perjudicado en la causa judicial. El juzgado abrió unas diligencias de oficio para aclarar las causas del accidente y determinar si puede haber responsabilidad penal o ivil por parte del Ayuntamiento en la instalación de estos elementos en la calzada. El abogado de la familia está convencido de que los bloques de hormigón, conocidos como New Jersey, incrementaron el peligro del motorista y convirtieron en mortal una salida de la vía.
El accidente tuvo lugar el pasado jueves 17 de diciembre en la calle Balmes cerca del cruce con la Gran Vía cuando la moto eléctrica en la que circulaba el joven colisionó levemente contra un coche y luego fue desviada hacia el exterior de la calzada donde chocó contra una barrera de hormigón que circunscribía el espacio de una terraza. En aquel momento, el espacio estaba vacío porque el bar está a la espera de la comunicación municipal para que le digan exactamente cuántas mesas puede colocar. Los testigos que presenciaron los hechos, y que recogió La Vanguardia en una información publicada el pasado domingo, apuntaban que el joven falleció como consecuencia del fuerte impacto con el bloque de hormigón. La víctima llevaba un casco semiintegral que no soportó el golpe.
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, respondió en un comunicado de Facebook de que “el hecho de que haya elementos de protección para peatones en la calle no demuestra que estos sean peligrosos, sino todo lo contrario. Los vehículos de motor son los principales implicados, y por tanto tenemos que reducir la velocidad en la ciudad proteger los espacios peatonales”.
El abogado Daniel Vosseler, que fue precandidato a la alcaldía con una plataforma de electores, presentó en verano una demanda contra el Ayuntamiento por la vía penal para denunciar que la instalación de los obstáculos en la calle Consell de Cent suponía un riesgo aumentado para la seguridad vial. La Fiscalía después de abrir una detallada investigación decidió archivar la causa tras descartar que el Ayuntamiento hubiera incurrido en delito alguno. Entre los elementos para dar carpetazo al asunto citaba que no se había registrado ninguna víctima mortal ni herido grave hasta septiembre. Para la investigación, la Guardia Urbana elaboró dos informes en los que analizaba la eventual peligrosidad de las barreras de hormigón. La conclusión fue que “genéricamente no se detecta un incremento de riesgo de accidente por el conjunto de los usuarios que utilizan ese tramo de vía (de la calle Consell de Cent)”. Ahora bien, el informe sí alertaba de un mayor riesgo para motoristas como el que ocurrió en el trágico caso de la calle Balmes. “De la totalidad de usuarios de la vía únicamente se detecta un posible incremento de riesgo para los usuarios de motocicletas asociado a una situación de impacto con las aristas verticales de los bloques de hormigón”. En otro informe, la Guardia Urbana se expresaba en el mismo sentido. “La colocación de elementos robustos no es una buena solución dado que en caso de salida de la vía algunos vehículos, los golpes pueden ser muy lesivos, sugiriendo la indicación y señalización, así como la necesidad de pulir las aristas para hacerlas más curvas”.
Un estudio de la Urbana descarta que la instalación de barreras sea delictiva, pero alerta del aumento de peligro para las motos