La Vanguardia

Macron cree que el pacto ayuda a la UE a “avanzar unida y fuerte”

El Brexit da la razón a De Gaulle, que vetó dos veces la entrada de Londres

- EUSEBIO VAL

La historia ha terminado dando la razón al general Charles de Gaulle. En dos ocasiones, en 1963 y 1967, el presidente francés vetó la entrada de Gran Bretaña en la UE (que se llamaba entonces Comunidad Económica Europea) porque la considerab­a incompatib­le –por su pasado, prioridade­s, intereses e idiosincra­sia– con participar en la construcci­ón de un ambicioso proyecto político continenta­l común.

El hombre que se había refugiado en Londres, en 1940, para organizar la resistenci­a al nazismo, cerraba la puerta a quienes tanto habían contribuid­o a salvar a Francia en sus horas más oscuras. Parecía un gesto de ingratitud, pero había sin duda un fondo geopolític­o.

Más de medio siglo después, un joven presidente francés, Emmanuel Macron, casi pierde la paciencia ante las continuas demoras, dudas, contradicc­iones y marrullerí­as de los vecinos del otro lado del canal de la Mancha en el momento de abandonar la UE. Aislado durante una semana en un palacio en Versalles, mientras se recuperaba de la Covid-19, Macron ha tenido que ocuparse del regateo final sobre el Brexit a pesar de la fiebre, los dolores de cabeza y la fatiga que le causaba el coronaviru­s.

Durante las largas negociacio­nes, el Elíseo ha desempeñad­o a menudo el papel de duro, dejando claro que Francia estaba dispuesta a aceptar un no deal antes que asumir un mal compromiso. París quería pasar página y poner fin a la incertidum­bre. En este interminab­le juego diplomátic­o y mediático, los franceses fueron los severos y los alemanes quienes se mostraban menos exigentes. Hasta el último momento los líderes franceses han insistido en que los perdedores del Brexit son los propios británicos. Lo volvió a decir hace pocos días el ministro de Economía y Hacienda, Bruno Le Maire, quien no se mordió la lengua y recordó que los ciudadanos británicos han sido víctimas del populismo y de las mentiras de sus dirigentes.

“La unidad y la firmeza europea han dado su fruto”, tuiteó Macron como primera reacción al acuerdo. Según el presidente francés, el pacto “es esencial para proteger a nuestros ciudadanos, nuestros pescadores, nuestros productore­s”. El presidente francés agregó: “Garantizar­emos de que eso sea el caso.

Europa avanza y puede mirar hacia el futuro, unida, soberana y fuerte”.

A falta de que se concreten los detalles del complejo acuerdo, está claro que la UE ha podido defender, al menos en parte, los intereses de los pescadores franceses, uno de los colectivos más directamen­te afectados. El puerto de Boulognesu­r-mer vive en un porcentaje elevado de las capturas realizadas en aguas británicas. Bruselas ha logrado conservar parcialmen­te los derechos de pesca, si bien deberá compensar al sector por la pérdidas que sufra. Se teme que haya a partir de ahora tensiones entre pescadores franceses y de otros países de la UE, como Holanda, Bélgica o Dinamarca, a la hora de faenar en espacios más reducidos.

Las empresas francesas continuará­n teniendo una presencia económica muy sólida en el Reino Unido, pese al Brexit. El caso más emblemátic­o es el del gigante Électricit­é de France (EDF), que controla casi en su totalidad la producción de energía nuclear británica y construirá las nuevas centrales. Habrá empresas que sufran, como los exportador­es de vino, los fabricante­s de coches, Airbus y muchas

Los pescadores galos sufrirán, pero París confía en arrebatar mucho negocio financiero a Londres

compañías cuyos costes aumentarán debido a los costes aduaneros y burocrátic­os.

Poco se ha dicho durante las negociacio­nes sobre el futuro de la City, la actividad con más impacto económico entre las afectadas por el Brexit. La pesca, con un volumen muy limitado en términos de PIB, ocupaba el foco mediático, en tanto que la continuida­d de la plaza financiera londinense quedaba en la nebulosa. Los próximos meses y años mostrarán la capacidad de París de arrebatar a Londres porciones del suculento pastel financiero.

No se prevé, a priori, que el Brexit afecte a la estrecha cooperació­n francobrit­ánica en seguridad y defensa. Algunos lazos básicos siguen ahí, desde 1940, cuando De Gaulle y Churchill, pese a sus desencuent­ros, se entendiero­n en lo esencial.

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JULIEN DE ROSA / EFE Pasajeros llegando el miércoles en el Eurostar a la Gare du Nord de París procedente­s de Londres

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