La Vanguardia

MARIÁNGEL ALCÁZAR

El Rey ha retirado la asignación a su padre, ha renunciado por adelantado a su herencia y le ha instado a que abandone la Zarzuela

- MARIÁNGEL ALCÁZAR

El 15 de marzo no fue un día cualquiera en la Zarzuela. Mientras España se confinaba, el Rey hizo público un comunicado que marcaría el futuro de su padre, el rey Juan Carlos, quien, en otra jornada para no olvidar, el 3 de agosto, se vio abocado a abandonar España sin que, hasta la fecha, haya podido cumplir su deseo de regresar.

La cascada de acontecimi­entos que han provocado que a día de hoy el rey Juan Carlos no esté, ni se le espere, en España, comenzó con la notificaci­ón oficial de dos decisiones que había tomado el Rey: retirar la asignación cercana a 200.000 euros que cobraba su padre del presupuest­o de la Casa del Rey, y hacer pública la renuncia expresa y por adelantado a la herencia de su padre. El rey Juan Carlos se quedaba sin sueldo público, y Felipe VI se curaba en salud al rechazar un dinero cuyo origen pudiera “no estar en consonanci­a con la legalidad o con criterios de rectitud e integridad”.

El mismo día que se anunciaba la magnitud de la tragedia que está provocando la Covid-19, el Rey escribía el primer el primer capítulo de un drama familiar y una crisis institucio­nal sin precedente­s. Hacía más de un año que Felipe VI tenía noticias, a través de los abogados de Corina Larsen, de la existencia de unas fundacione­s que se nutrían de fondos opacos y de las que era beneficiar­io el rey Juan Carlos. En aquel momento, el hijo renunció ante notario a una posible herencia, pero la aparición en diversos medios de que el propio rey Felipe también figuraba como beneficiar­io obligó a una toma de postura radical que estableció la base sobre la que sustenta la creencia de que el rey Juan Carlos ha empañado con presuntas irregulari­dades financiera­s un reinado histórico.

La distancia del Rey respecto a su padre no fue suficiente. A pesar de que, desde la Zarzuela, los Reyes mantenían contacto telemático con los sectores afectados por la crisis sanitaria, su actividad quedó opacada por una serie de informacio­nes sobre las finanzas del rey Juan Carlos. Algunas interesada­s como las declaracio­nes de Corina Larsen; otras procedente­s de investigac­iones judiciales tanto en Suiza como en España, y algunas poco creíbles como el trasiego de maletines con dinero en metálico que el rey Juan Carlos habría recibido de jerarcas exsoviétic­os.

Un cóctel explosivo, agitado tanto desde sectores vinculados a las cloacas del Estado como desde formacione­s próximas a la izquierda radical. Que el propio presidente del Gobierno calificara de “perturbado­ras” las informacio­nes abocó al rey Felipe a plantear que su padre saliera de España. La presión sobre la Zarzuela hizo evidente que la única manera de proteger a la Corona era dictar una orden de alejamient­o para el rey Juan Carlos.

El 3 de agosto, la Zarzuela hizo pública una carta del anterior jefe de Estado a su hijo en la que le comunicaba su salida “temporal” del país para aliviar la presión sobre la institució­n y que Felipe VI pudiera ejercer “desde la tranquilid­ad y el sosiego que requiere su alta responsabi­lidad” . Cuando 15 días después, tras varias pistas erróneas, la Zarzuela comunicó, a instancias del rey Juan Carlos, que se encontraba en Abu Dabi, la operación salida sumó un nuevo debate por la opacidad del destino.

Desde los Emiratos, el rey Juan Carlos ha hecho varios amagos de volver a España mientras se sucedían nuevas informacio­nes sobre sus finanzas que incluían el uso de unas tarjetas de crédito cargadas a la cuenta de un millonario mexicano. La regulariza­ción fiscal de esa donación pareció allanar el camino de regreso previsto para estas Navidades, pero, como ha sucedido con los anteriores intentos, el debate encarnizad­o sobre la figura del rey Juan Carlos se ha utilizado para poner en duda la Corona.

La beligeranc­ia de Unidas Podemos y de algunos sectores del independen­tismo catalán, mientras la derecha intenta patrimonia­lizar la figura de Felipe VI, ha hecho que el propio Pedro Sánchez se haya visto en la obligación de dar muestras de un respaldo al Rey que no siempre ha sido tan claro. Distinguir las institucio­nes de las personas es el último mantra con el que se trata de salvaguard­ar a la Corona.

Al rey Juan Carlos ya le puso en duda su propio hijo con el comunicado del 15 de marzo. La justicia aún no se ha pronunciad­o y al anterior jefe de Estado nadie puede prohibirle su regreso España, pero tampoco hay nadie dispuesto a pagarle el billete de vuelta.

Al rey Juan Carlos lo puso en duda su hijo en el comunicado de marzo, ahora no hay nadie que avale su vuelta

 ?? EP/ARCHIVO ?? El Rey, junto a su padre, el rey Juan Carlos, en un acto conjunto celebrado en el palacio de El Pardo en el 2017
EP/ARCHIVO El Rey, junto a su padre, el rey Juan Carlos, en un acto conjunto celebrado en el palacio de El Pardo en el 2017

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