La Vanguardia

Navidad en gris

- Pilar Rahola

No encuentro, en sus días más bellos, una manera más respetuosa de honrar la cultura cristiana, a la cual pertenezco, que alzando la voz por sus víctimas.

Los cristianos siguen siendo el grupo religioso más perseguido del mundo y los datos de Open Doors, la organizaci­ón que desde hace décadas monitoriza la persecució­n de los cristianos en el mundo, son trágicas y explícitas: 2.983 personas han sido asesinadas por ser cristianas; 9.488 iglesias han sido atacadas, y 3.711 cristianos detenidos por practicar la fe. Con respecto al ranking de los peores países para ser cristianos, Corea del Norte, Afganistán y Somalia se llevan los honores, aunque la violencia en Libia, Pakistán o Sudán es muy extrema. Y sin tener en cuenta la violencia directa, cabe recordar las enormes dificultad­es que tienen 260 millones de cristianos en los 50 países donde su fe es perseguida en grado diverso, desde las leyes de la sharía, que les impide la práctica, hasta la cristianof­obia de los códigos penales de países islámicos menos severos. Cuando hace dos años publiqué mi libro ,el global de cristianos violentado­s llegaba a los 215 millones, pero, como es evidente, la cifra ha quedado obsoleta. Con un dato añadido: excepto Corea del Norte e India (donde la ideología fascista del Hindustán ataca a cristianos y musulmanes), el resto de los 50 países peligrosos para los creyentes en Jesús son islámicos.

Aparte, pues, de la violencia terrorista, los cristianos sufren la violencia legal de la sharía, el ostracismo social y una constante violencia sutil que va desde la imposibili­dad de reunirse a rezar o celebrar las fiestas hasta sufrir ataques de todo tipo. Con respecto a la violencia extrema, los últimos secuestros de niños cristianos por parte de Boko Haram serían un trágico ejemplo, aunque solo en Nigeria hay tres amenazas letales para los cristianos, que representa­n el 48% de una población de 180 millones: en el norte, el grupo terrorista Boko Haram, uno de los más letales del mundo, y en la Nigeria central, los ataques de los grupos étnicos islamizado­s fulani y hausa (el mayor grupo étnicos de África occidental). Todo ellos, solo en Nigeria...

La Navidad, una celebració­n de alegría para nuestra cultura. Pero si el cristianis­mo es, sobre todo, entrega al prójimo, hay que recordar los 260 millones de cristianos que sufrirán todo tipo de violencia en su intento de celebrarlo: atentados, leyes que prohibirán la celebració­n, insultos, amenazas... Y siempre con el silencio de Occidente, que ni los oye, ni quiere escucharlo­s. Feliz Navidad.

260 millones de cristianos no pueden celebrar la Navidad

con normalidad

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