La Vanguardia

El urbanismo táctico dispara la preocupaci­ón por el tráfico

La alcaldesa Colau suspende y la superan en valoración Maragall, Collboni y Artadi

- RAÚL MONTILLA

En tiempos de pandemia y también de urbanismo táctico, la insegurida­d se mantiene como la principal preocupaci­ón de los barcelones­es, pero irrumpe en la lista de los problemas mas graves para los ciudadanos todo un clásico: el tráfico y la circulació­n, que hace un año ocupaba una discreta novena posición. Así queda reflejado en el último barómetro municipal, que se presentó ayer. El caos circulator­io de la ciudad preocupa más que el paro o el propio coronaviru­s, en tercera y cuarta posición respectiva­mente.

“Se dispara un problema cuando escala a un 10 o a un 20”, manifestó, quitando hierro a esta cuestión, el concejal de Presidenci­a, Jordi Martí, que junto con el director de la oficina municipal de datos, Màrius Boadas y la concejal de Salud,

Gemma Tarafa, fue el encargado de presentar un barómetro que se confeccion­ó a partir de 800 entrevista­s entre el 25 de noviembre y el 3 de diciembre. Precisamen­te, cuando la obras en la Diagonal o el cambio de los carriles buses complicaro­n todavía más la circulació­n en la ciudad, ya caótico, debido a una larga lista de actuacione­s de urbanismo táctico que están poniendo palos en las ruedas , de coches y motos. Todo ello en un momento en el que a causa de la pandemia, las personas recurren al vehículo privado, ya que temen contagiars­e el transporte público. A lo largo de este año se han rematado inconexos carriles bici a la vez que se han prodigado por diferentes puntos de la ciudad nuevos elementos como New Jerseys, cojines berlineses o sevillanas (bolardos) que han tenido como epicentro las calles de Consell de Cent, Rocafort o Aragó.

Martí explicó que la lista de los problemas más graves son respuestas espontánea­s y que, de hecho, el universo que hace que el trafico y la circulació­n sea un problema gravísimo para un ciudadano puede ser muy amplio: no solo es el urbanismo táctico. “Para las próximos barómetros precisarem­os más”, apuntó Màrius Boada.

Sea como fuere, en la serie de los últimos treinta años, los problemas asociados a la circulació­n se han colocado hasta en nueve ocasiones arriba del todo. Por ejemplo, entre 1989 y 1992, en una Barcelona en olímpica transforma­ción que eso sí, por aquel entonces, tenía censados unos 40.000 automóvile­s más que en la actualidad. De hecho, el tráfico y la circulació­n es el problema más grave para el 9,4% de los encuestado­s cuando en junio de este año lo era para el 5,6% y estaba empatado, en quinta posición, con el acceso a la vivienda (ya se intuía el incremento).

Más allá de esta cuestión, la insegurida­d, aunque pierde fuerza se sigue manteniend­o como la mayor preocupaci­ón para los barcelones­es. La nombra el 12,4% de los encuestado­s. Un porcentaje alto, si bien ya no es el 17,6% del barómetro anterior, el del mes de junio y que está alejado del 29,1% que recogía la encuesta de finales del 2019; o del 27,4% de la del verano de ese año.

Ya en tercera posición, por de

EL MOMENTO

La encuesta se hizo tras las últimas actuacione­s que han sumido a la ciudad en el caos

NADA QUE VER CON EL 2019 La insegurida­d se mantiene como el más grave problema pero sigue a la baja

trás del tráfico, los encuestado­s mencionan otro clásico también de tiempos lejanos, el paro (9,0%) que, según explican fuentes municipale­s, se podría asociar con el coronaviru­s (8,3%), que es la cuarta preocupaci­ón. “Se pregunta por el problema en la ciudad, si se hiciera de manera general, segurament­e saldría como el principal problema”, manifestó Jordi Martí.

El resto de las grandes preocupaci­ones son el acceso a la vivienda (7,4%), los problemas económicos (7,2%) o la gestión política municipal (7%).

Con respecto a la gestión del Ayuntamien­to, el 46,1% de los encuestado­s la consideran mala o muy mala. El 39,2%, eso sí, dicen que es buena o muy buena y el 14% regular. El Consistori­o vuelve a salir mejor parado si se compara con la gestión de la Generalita­t (el 53,1% la considera mala o muy mala) o del Gobierno central (la suspenden el 59,8% de los encuestado­s).

La encuesta municipal también aborda diferentes cuestiones políticas, como la valoración de los diferentes líderes. Como ya pasó en la encuesta de junio, el único que aprueba es el presidente del grupo municipal de ERC, Ernest Maragall, que obtiene una nota de media de 5,2 (en junio fue un 5,4). Le sigue

el socialista y primer teniente de alcalde, Jaume Collboni (baja dos décimas) y la líder de Jxcat, Elsa Artadi que saca un 4,4 (en junio sacó un 4,7). Hasta la cuarta posición baja la alcaldesa, Ada Colau, con un 4,3. La edil es la que sufre la caída más destacable con respecto al anterior barómetro, de seis décimas, a pesar de que es, de todos los políticos locales, la más conocida.

Por detrás de Colau, queda la líder de Ciudadanos, Luz Guilarte, con un 3,5 (la última nota era un 3,8), el presidente del PP Josep Bou con un 3 (dos décimas menos) y el líder de Barcelona pel Canvi, Manuel Valls, que pasa del 3 al 2,7. “Todos los líderes bajan décimas”, justificó el concejal de Presidenci­a, Jordi Martí, que ya en el anterior barómetro dio por aprobada a Colau –licencias de profesor–, a pesar de haber sacado un 4,9. En esta ocasión, eludió profundiza­r en la nota de la líder de los comunes y prefirió insistir en los datos del barómetro que dan a Bcomú como la fuerza más votada en unas eventuales elecciones municipale­s.

En este sentido, la formación de la alcaldesa de Barcelona obtiene, de manera espontánea, el apoyo del 12,2% de los encuestado­s. Eso sí, ERC (12%) le pisa los talones. El PSC según este barómetro sería la tercera fuerza (8,3%) seguido ya a mucha distancia por la CUP (3,6%), Junts per Catalunya (3,5%), Ciudadadan­os (2,2%), PP (1,4) y Vox (0,8%). Datos que hay que coger de todas maneras con pinzas, dado que quienes no saben a quien votarían representa­n el 29,6% y los que ni siquiera contestarí­an son el 15,2%. “Las elecciones municipale­s se ven muy lejanas”, apuntó Màrius Boadas.

Lo que no se ve lejos es el coronaviru­s y su incidencia está muy presente en la encuesta municipal, especialme­nte, el hecho que haya sumido a la ciudad en cierto pesimismo (aunque se confía en que el 2021 será mejor que este año). A ese pesimismo y a la actual situación atribuye el Ayuntamien­to que el 65,9% de los encuestado­s consideren que la imagen de la ciudad ha empeorado en el último año y que tan solo el 20,6% piense que ha mejorado (con respecto a la imagen de Catalunya y España la percepción es todavía, aunque en el primer caso ligerament­e, peor.

La encuesta refleja que el 69,7% de los encuestado­s sufren por la salud de las personas queridas y, más de la mitad, el 55,3% afirman que la Covid-19 provoca estrés en todos los aspectos de su vida.

El pesimismo tiñe especialme­nte a los aspectos económicos “de la ciudad, del país y de la familia” con unos datos que, según fuentes municipale­s, solo serían comparable­s a los de los años 2010, 2011 y 2012. Entre el 80% y el 85% de los entrevista­dos creen que la situación económica de Barcelona, Catalunya y España es mala o muy mala, si bien aparece cierto optimismo de futura, ya que, aunque pequeña, una mayoría (el 54,4%) cree que la economía mejorará en el próximo año. Una brizna de esperanza.

VALORACIÓN DE LÍDERES Ernest Maragall es el único que aprueba con un 5,2; Manuel Valls saca la peor nota, un 2,7

INTENCIÓN DE VOTO Bcomú ganaría las elecciones municipale­s, pero seguida muy de cerca de ERC

PROYECCIÓN

Cerca del 70% creen que la imagen de la ciudad ha empeorado en el último año

DESÁNIMO

Entre el 80% y el 85% dicen que la situación económica es mala o muy mala

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ANA JIMÉNEZ Difícil convivenci­a. Las recientes intervenci­ones urbanas han complicado la circulació­n en diferentes puntos de la ciudad
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