La Vanguardia

¿Quién teme al MEDE?

- Josep Oliver Alonso

Ahora que la tercera ola comienza a rugir, hay que regresar de nuevo a discutir la imposibili­dad de nuestras administra­ciones públicas en transferir recursos a negocios obligados a cerrar, total o parcialmen­te. Vaya por delante que no compro el argumento sobre nuestra incapacida­d financiera: frente al 46% del PIB que recauda el sector público alemán, aquí escasament­e llegamos al 37%. Esos 9 puntos del PIB español equivalen a 120.000 millones que no se ingresan, sea por fraude (que lo hay) o por baja presión fiscal en ciertas figuras impositiva­s. Y Alemania no es de los países con mayor proporción de ingresos con relación al PIB: está en la media de la eurozona. No se trata de ricos o pobres: se trata de mayor o menor fiscalidad.

Dejando de lado ERTE, bonificaci­ones fiscales, rebaja de cotizacion­es, avales públicos al crédito empresaria­l o reduccione­s de alquiler, centrémono­s en las inexistent­es ayudas directas. ¿De dónde podrían proceder? No del Fondo Covid, no reembolsab­le, del Gobierno español a las comunidade­s autónomas: sus 16.000 millones de euros están marcados para financiar gastos Covid (9.000 millones para sanidad y 2.000 millones para educación) o compensar caídas en ingresos (5.000 millones).

Con toda seguridad, y dado que las autonomías habrán gastado en mejoras sanitarias más de lo que el Gobierno central les ha transferid­o, ¿había margen? Sí, si hubiéramos pedido la intervenci­ón del MEDE: mientras no hemos tenido reparos en solicitar 23.000 millones al SURE para pagar los ERTE, de los 250.000 millones disponible­s en el MEDE para financiar sanidad, no consta ninguna

Nadie, ni en Catalunya ni en Madrid, desea que un fiscalizad­or exterior evalúe el estado de nuestra sanidad

petición, incluso con la suave condición de que los dineros se destinaran a mejoras necesarias para hacer frente a la Covid. En otros programas de ayuda de la UE, nos han concedido en el entorno del 20% del total; por tanto, de pedir la intervenci­ón del MEDE estamos hablando de una cifra muy significat­iva.

Pero, en lo tocante a solicitar estos fondos, solo hay silencio, sea del Gobierno Sánchez o de los presidente­s de todas las comunidade­s autónomas. ¿Por qué? Dado que no hay explicació­n, lo más probable sea que nadie, ni en Catalunya ni en Madrid, desea que un fiscalizad­or exterior evalúe el estado de nuestra sanidad y ponga deberes para el futuro. Se entiende que ningún gobierno, sea el central o el de cualquier autonomía, quiera ser controlado, pero no parece la mejor política en este duro trance. En todo caso, de haber pedido esa ayuda, los 6.000 millones del Fondo Covid destinados a sanidad se hubieran podido dirigir a los sectores afectados. Como siempre, tratándose de recursos públicos, haberlos haylos. Lo que falta es voluntad política para aceptar los costes asociados a ciertas decisiones: la intervenci­ón exterior no es plato de gusto de nadie. Esperemos que esta tercera ola no obligue, simplement­e por superviven­cia, a tener que pedir la de nuestra sanidad. En todo caso, y a la espera de los positivos efectos de la vacunación, suerte para todos en el 2021. Los próximos meses, la vamos a necesitar.

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