La Vanguardia

“Seremos machistas mientras la madurez no sea atractiva en una mujer”

- Lluís Amiguet

¿Edad? Se supone que menos bien que hace 10 años, pero yo me siento mejor ahora. Nací en Barcelona y he desfilado en París y Nueva York. No controle a sus hijos; enséñeles a controlars­e. Y el yoga es la técnica para no dejarnos dominar por nuestros pensamient­os aprendiend­o lo más fácil y lo más difícil: respirar

Se acaba otro año: ¿le preocupa? ¿Por qué? Por la edad. Yo me encuentro mejor ahora que hace 20 años, pero en la sociedad en que vivimos a las mujeres no se nos perdona ese sentirnos mejor; y, en cambio, se conviene que un hombre maduro es más atractivo.

¿Y eso le parece machista?

Seremos machistas mientras la madurez no sea atractiva en una mujer.

Pues ese es un titular.

La verdad es que me estoy adaptando al temita de tener que aceptarlo; pero, sin embargo, a nivel psicológic­o, emocional, yo me siento mucho mejor ahora que hace 20 años.

¿Y a los hombres sí se nos perdona, en cambio, que envejezcam­os?

En ellos se asume la madurez como positiva y enriqueced­ora, que es lo que yo siento con la mía a medida que la conquisto; pero no se asume que estemos orgullosas de ella.

En las encuestas se declara más bienestar a partir de los 50: con los hijos ya crecidos.

Yo creo que más que cualquier cifra la madurez es un estado de la mente que alcanzas al hacer las paces contigo mismo.

¿Cómo?

Pues vas aprendiend­o tus trucos para alcanzar ese bienestar cuyas claves has aprendido .

¿Claves como cuál?

Lo más esencial es lo más fácil de hacer; pero también lo más difícil de hacer bien. Por ejemplo, respirar.

Si yo no supiera, ya no estaría aquí.

Usted tal vez respira, pero no sabe que está respirando. Respirar puede ser un acto inconscien­te o consciente. Y llevar ese acto inconscien­te a la conciencia es lo que marca la diferencia. Es lo que he aprendido con el yoga.

¿Aprendemos a vivir en el aquí y ahora como nuestro perro cuya visión nos relaja?

También es la impresión que nos transmiten los niños; pero ese aquí y ahora lo van perdiendo al hacerse mayores y con más ansiedad anticipato­ria o remordimie­ntos. Por eso, para el adulto crecer es también saber ser niño.

¿Estar en el ayer o el mañana no es estar?

Y si te pierdes el aquí y ahora, estás perdido. El yoga te ayuda a gestionar esos mecanismos perversos de ansiedad anticipato­ria para que al final seas tú quien decida cómo vivir.

¿Cómo?

El yoga te conecta con tu ser de forma integral a través de tu cuerpo, haciéndote revivir esa conexión con tu cuerpo, porque somos uno. Pero a menudo vivimos desconecta­dos.

¿Cómo se lleva usted con su físico?

Me llevo bien con él.

¡Qué suerte! A mí me gustaría tener más pelo, menos barriga y ver sin gafas.

Yo no le diré qué me gustaría, pero creo que todas tenemos cosas que no nos gustan y que nos gustan; y, al final, acabamos siendo muy parecidos.

Pero usted es, yo no, top-model y, al cabo, “modelo” quiere decir alguien a imitar.

Yo he vivido muchos años en las pasarelas: me fui a París a los 18 y después a Nueva York, que es donde más años he estado en mi carrera internacio­nal... ¿ha visto el documental de Helmut Newton?

...Un fotógrafo que ya es leyenda.

En ese documental sale la única sesión que hice con él y fue poco antes de que muriera ...¿Y estábamos en aceptar el cuerpo, no?

¿Más fácil para ellos aceptar su cuerpo que para ellas? ¿Otra fase del patriarcad­o?

En cualquier caso, el yoga te ayuda a aceptar tu cuerpo, porque la esterilla es la mejor pasarela para que te aceptes a ti mismo.

¿Cómo?

Puedes lograrlo con práctica física, que puede ser postural o solo de respiració­n: más dinámica o menos; más activa o menos activa.

¿Y así aceptas tus michelines?

Esa práctica supone ir aceptando tus limitacion­es y tiene mucho que ver cómo te mueves luego fuera de la esterilla.

¿Así te resignas a tu realidad corporal?

Así conviertes cada día en una oportunida­d de relacionar­te con tu cuerpo distinta.

¿Y cómo te relacionas con la comida?

El apetito depende en gran medida de las emociones y así lo distorsion­amos con estrés, ansiedad...y, sí, la mayoría devora.

¿Y si te relajas, comes menos?

Si aprendes a relajarte, comes menos y mejor. Además, es cierto que en los países donde se come menos, como Japón, son más longevos.

¿Cuándo aprendes a gestionar tus emociones comes mejor?

Hay que transforma­rlas en hábitos. Comer menos es un esfuerzo; pero si lo haces cada día a la misma hora y en el mismo sitio, ese esfuerzo se va reduciendo y luego se va transforma­ndo en una costumbre hasta que ya ni te das cuenta de que lo haces.

¿Los sitios y las horas tienen memoria?

Y si los integras en la educación de tus hijos, os ayudarán en ese crecer juntos.

¿Usted lo hace?

Lo intento con mis dos niñas. Aprendo con ellas a respirar y pensar y a darnos cuenta de que nuestros pensamient­os son solo eso y no somos nosotros.podemos gestionarl­os sin dejar que nos arrastren.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain