Balance incierto de un año de Gobierno

Las encuestas no excluyen una mayoría conservadora doce meses después de la formación del Gabinete de izquierdas

Se suele decir que el futuro es el secreto mejor guardado y que los muertos son los únicos que garantizan la más absoluta reserva. Sin embargo, en lo relativo al horizonte electoral de España no hace falta pasar a mejor vida para mantener a salvo el enigma. Sencillamente, el escenario electoral del futuro es del todo indescifrable. Y la mejor prueba de ello es que, tras casi un año de Gobierno de coalición y nueve meses de pandemia, las encuestas ofrecen estimaciones tan distintas que admiten desde una mayoría alternativa del centro y la derecha a una hegemonía reforzada del actual Gobierno de coalición y sus socios nacionalistas.

Este abanico de posibilidades puede resumirse en tres escenarios representativos. El primero lo encarnarían los sondeos del CIS que, aunque demasiado optimistas para el PSOE en las últimas elecciones generales, acertaron de manera notable con algunas horquillas de los comicios de abril del 2019. Y, además, en los pronósticos de su último barómetro, el CIS ya se hizo eco del desgaste de los partidos del Gobierno como consecuencia de la crisis generada por la Covid-19.

Aun así, y según este sondeo, los socialistas continuarían por encima de su resultado del 10-N, ya que lograrían más de 130 escaños (frente a los 120 actuales). Por su parte, y pese a ceder dos puntos en estimación de voto, Unidas Podemos solo perdería cinco diputados (se quedaría con 30), por lo que el cómputo global de los partidos del Gobierno superaría los 160 (y hasta 164 con Más País). A su vez, el bloque conservador reuniría cuatro escaños menos que ahora y se quedaría por debajo de los 150. Es verdad que el PP y Vox han mejorado sus expectativas, pero continuarían por debajo de sus resultados del 10-N (1,6 puntos y 9 diputados menos, los populares, y un punto y siete escaños menos, los ultras). Solo Ciudadanos ampliaría su voto de hace un año (en cuatro puntos y 12 escaños).

Esa correlación permitiría al Gobierno de coalición sumar al menos 190 diputados en el Congreso, con el apoyo de los nacionalistas y regionalistas. Y lo más importante para el PSOE –cuyo electorado es muy reticente a los pactos con los partidos independentistas–, la izquierda podría prescindir de ERC o de Bildu para reunir más de la mitad (176) de los escaños de la Cámara.

El segundo escenario sería el que dibuja GAD3, que reflejaría de manera más tangible el desgaste de los partidos en el Gobierno, aunque sin llegar a un vuelco electoral que propiciara la alternancia. En este supuesto, el bloque de centro y derecha se situaría por encima de los 160 escaños, con una ventaja de casi 20 diputados (y más de ocho puntos en porcentaje de voto) sobre los partidos de la actual coalición de gobierno, que reunirían algo más de 140.

Sin embargo, socialistas y Unidas Podemos aún podrían reunir la mitad más uno de los escaños de la Cámara con sus aliados actuales en la votación de los presupuestos: ERC, PNV, Bildu y otros socios menores. De hecho, los apoyos al Gobierno de coalición podrían ir incluso más allá de los 180 diputados en el caso de que Jxcat modificara su estrategia. En cambio, el bloque conservador se quedaría a unos 14 escaños de la

GAD3 da una ventaja de 20 diputados al bloque de la derecha, pero el PSOE y sus socios aún podrían reunir 176

mayoría absoluta y sin socios viables para alcanzarla.

Finalmente, la encuesta del Instituto DYM encarna la hipótesis del vuelco electoral, un horizonte coherente con sus propios indicadores sobre el desgaste del Gobierno tras nueve meses de una pandemia que no remite y en una coyuntura crítica: polémica por la aprobación de la nueva ley de Educación y el uso del castellano; controversia, incluso dentro del PSOE, por un acuerdo con EH Bildu para las cuentas, y disensiones públicas entre los socios del Gobierno.

En ese escenario, el bloque conservador reuniría casi el 50% de los votos y alrededor de 180 escaños. Y ese desenlace tendría similitudes con el del 2011, cuando Mariano Rajoy logró la segunda mayoría absoluta para el PP, frente a un PSOE abrasado por la crisis económica. Entonces, socialistas e IU reunieron casi el 37% de los sufragios y 121 diputados, mientras que los populares cosecharon el 45% de los votos y 186 parlamentarios (o el 49,3% de los sufragios y 191 escaños si se incluyen los diputados y las papeletas de UPYD). Ahora, según el sondeo de DYM, la izquierda caería por debajo del 35% de los votos y sumaría 127 escaños. Y, por supuesto, esa historia puede repetirse.