El Trueta cierra su capilla y abre un nuevo espacio de silencio
El hospital Josep Trueta ha finalizado una etapa con el cierre de la capilla, tras 62 años de funcionamiento, para dar inicio a otra con la puesta en marcha en la planta baja de un nuevo espacio de silencio.
La antigua capilla, ubicada al lado de la unidad de críticos y semicríticos afectados por la Covid-19 en la novena planta, se ha reconvertido ahora en una sala de formación y docencia y, en caso de que fuera necesario, se habilitaría para dar cobertura asistencial a pacientes infectados por el coronavirus. “Hemos hecho el cambio de acuerdo a las necesidades del momento. Hay que ser solidarios con la demanda actual y ayudar”, comenta el sacerdote del hospital, Sebastià Aupí.
La nueva zona de recogimiento, abierta todo el año y situada en el vestíbulo del centro hospitalario, “invita al silencio tanto si se es creyente como no y apuesta por la neutralidad y calidez”, agrega Aupí.
Desde que la capilla abrió sus puertas en el 1958, se han oficiado un total de 8.308 misas y 7.541 bautizos, el último de los cuales tuvo lugar este verano pasado. La mayoría eran bebés que nacían en el hospital y sus padres querían bautizarles antes de ir a casa. También se han celebrado 498 bodas, algunas de ellas protagonizadas por pacientes en momentos de vulnerabilidad o de finales de vida.
La capilla preservaba elementos de culto e interés artístico, que se han conservado y trasladado a parroquias del Gironès para garantizar la conservación del patrimonio. Las lámparas de la catedral de Girona y los vitrales se mostraran próximamente en el Museu d’art de Girona y la sacristía se ha llevado a la parroquia de Sant Joan de Mollet. Los bancos de madera se han repartido entre las parroquias de Medinyà y Flaçà.