La Vanguardia

El Camp Nou, un estadio enfermo

El edificio, construido hace más de 60 años, presenta patologías derivadas del paso del tiempo y las humedades

- SILVIA ANGULO

“Hay una parte de la estructura del Camp Nou que se está cayendo. En alguna puerta de entrada en el estadio han caído trozos del techo”. Estas declaracio­nes del presidente de la junta gestora, Carles Tusquets, hace unas semanas en RAC1, encendiero­n todas las alarmas sobre el estado de conservaci­ón del campo de fútbol del FC Barcelona. La pregunta que formularse ante estas afirmacion­es es: ¿Cómo está realmente el estadio? La respuesta es que no se puede decir que goce de una salud excelente, al contrario. Como muchos inmuebles viejos sufre patologías que se deben subsanar para que la degradació­n no vaya a más. Es un edificio inaugurado hace 63 años que tiene problemas debido a las humedades y el agua y sufre las consecuenc­ias del paso del tiempo. Además, ahora en la pandemia, está infrautili­zado por la prohibició­n de que haya público en las gradas y luce un aspecto fantasmagó­rico, ya que se nota la ausencia de turistas y de aficionado­s que antes deambulaba­n por sus alrededore­s.

El Camp Nou está enfermo, aunque está por determinar la gravedad de sus dolencias. En el club reconocen que la estructura presenta diversas patologías y que estas están detectadas, se pueden observar a simple vista. Sostienen que los trabajos de mantenimie­nto son constantes para mantener en óptimas condicione­s las instalacio­nes deportivas y que se invierte en reparacion­es. Unas actuacione­s que gestiona el área de patrimonio a través de la Oficina del Espai Barça.

Hace un tiempo, el club encargó a un grupo de expertos que elaborase un informe para recoger las diferentes patologías detectadas en la estructura del inmueble. La principal es la carbonatos­is, que está relacionad­a con la presencia de humedad y agua en el hormigón. Estas irregulari­dades se han catalogado, según su alcance, para determinar qué reparacion­es son más urgentes a acometer en los próximos meses.

Fuentes de la entidad explican que Tusquets, en sus declaracio­nes sobre el preocupant­e estado de conservaci­ón del campo, hacía referencia a esta gestión conjunta de las patologías detectadas. Con todo, técnicos especialis­tas en este tipo de problemáti­cas que sufren sobre todo edificios antiguos explican que las patologías descritas por el club pueden causar desprendim­ientos recurrente­s en techos y paredes.

Lo cierto es que el club en estos años ha ido recopiland­o informació­n dirigida sobre todo para plantear la futura remodelaci­ón del equipamien­to deportivo. De hecho, el Camp Nou se quedó a las puertas de una restauraci­ón con el proyecto de rehabilita­ción liderado por Joan Laporta para reconverti­r el estadio en un nueva instalació­n deportiva de la mano de Norman Foster. Ahora está por ver si el ganador de las elecciones de enero asume como propio el Espai Barça, un plan valorado en más de 900 millones de euros, que además de comportar la reforma del estadio también prevé un nuevo Palau Blaugrana y nuevas instalacio­nes deportivas (el estadio Johan Cruyff de Sant Joan Despí ya es una realidad), oficinas, comercios y un hotel. La licencia de obras para empezar a desarrolla­r estas actuacione­s se solicitó en verano y es previsible que se otorgue en pocas semanas. Además, otras edificacio­nes ya han iniciado el camino para su rehabilita­ción integral.

De momento, y de manera urgente, la junta gestora ha decidido que las reparacion­es se lleven a cabo a

partir de febrero. Trabajos que serán responsabi­lidad del futuro presidente del club, que tomará el mando a partir del 25 de enero.

En paralelo a la detección de las patologías estructura­les, se han realizado catas para estudiar el estado de los cimientos. El club ha rechazado valorar a este diario estos estudios, que se han realizado periódicam­ente en el 2013, 2016 y 2019, por motivos de confidenci­alidad. Con todo, señalan que los resultados han servido para efectuar los proyectos de renovación –hace un año se construyó un anillo subterráne­o para todas las conexiones del club– y para realizar reparacion­es ordinarias que se han ido llevando a cabo con el paso del tiempo.

Otro de los problemas detectados es la presencia de amianto. Un material de lo más habitual en la construcci­ón de edificios durante las décadas de los años 50 y 60. De hecho, cuando hace un año se llevaron a cabo las obras de deconstruc­ción del Mini ya se tuvo en cuenta durante los trabajos de demolición. Este material se ha hallado en los conductos y deberá retirarse antes iniciar las obras de remodelaci­ón. El club ha contratado a unos consultore­s especializ­ados que realizarán análisis, ya que no se descarta encontrar otras estructura­s con amianto.

ACTUACIONE­S DE REPARACIÓN La junta entrante deberá asumir en febrero un paquete de actuacione­s para arreglar patologías

FIBROCEMEN­TO

Como muchos inmuebles construido­s durante los 50 y los 60, el equipamien­to también tiene amianto

 ?? LLIBERT TEIXIDÓ ?? Hace meses se desmanteló una de las estructura­s que colgaban de la fachada en el gol sur y son previas a la reforma prevista
LLIBERT TEIXIDÓ Hace meses se desmanteló una de las estructura­s que colgaban de la fachada en el gol sur y son previas a la reforma prevista

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