La Vanguardia

Legendario del camión

Jordi Juvanteny, que cumple 29 años en el rally, es un ejemplo de constancia y lealtad; su gasolina es el espíritu de aventura

- TONI LÓPEZ JORDÀ ÀLEX GARCIA FOTOS Esplugues de Ll.

A Jordi Juvanteny, uno de los nombres históricos de las familias del Dakar, no le hace falta un camión para ser feliz, como decía la canción. “El camión es el medio para ir a hacer la aventura de nuestra vida”, asegura este conductor de un monstruo de 780 CV. El habitáculo de su Man 6x6, del equipo KH-7 Epsilon, es un escenario singular de peripecias, una especie de camarote de los hermanos Marx, entre la extraña pareja que forman Juvanteny y José Luis Criado, y este año Jordi Ballbé, el tercer componente del trío del camión.

Es de justicia que la serie de seis capítulos Las caras del Dakar de La Vanguardia empiece por este participan­te histórico con el sello de legend que otorgan a los veteranos.

Desde 1995, Juvanteny, piloto, y Criado, navegante, han hecho tándem en el camión. Son un clásico del rally: 29 ediciones del Dakar cumple este enero el arquitecto técnico de Sant Feliu de Llobregat, y 31 el notario de la Roca del Vallès. No podrían pasar una Navidad o un Fin de Año en casa, el uno sin el otro, y sin aventura en el desierto.

–Ostras... Me costaría mucho, porque ya son 29 años que estoy fuera de casa por estas fiestas. Los Reyes no los he pasado nunca con mis hijos [tienen 22 y 19 años]. No sé qué haría. Me reuniría con la familia, como hace todo el mundo, ¿no? En el Dakar, cuando vives las horas de Fin de Año piensas en lo que has dejado atrás, pero hago el Dakar porque me gusta y porque quiero compartirl­o con los compañeros.

Eso es lo que me llena –sostiene Juvanteny, que con 60 años todavía no se pone fecha de caducidad.

Pero admite que no le quedan tantos años de Dakar...

–Lo hemos hablado con José Luis muchas veces: “Alguna vez tendremos que decir basta...”. Pero los dos coincidimo­s: mientras nos lo pasemos bien y disfrutemo­s, intentarem­os ir. Evidenteme­nte no tengo ganas de hacer más camiones nuevos, ya he hecho cinco, y es una cantidad de trabajo. Ya no tengo edad para volver a liarme. Aparte de la cantidad de trabajo que supone, está el dinero que cuesta, que tienes que rentabiliz­ar en muchos años. No sé cuántos años nos quedan de Dakar, pero no son tantos.

Este Man es el quinto camión que preparan, el más veterano de la dinastía formada por tres Mercedes y dos Man. “Ya tiene 11 años; es del 2009”, recuerda Juvanteny. “Tiene un motor de serie de 470 CV, pero está arreglado y da 780”; es decir, seis veces más potencia que un utilitario corriente.

Así pues, si la edad no les pesa, si el cansancio no les llega, si los cambios de escenario no los detienen... ¿Tampoco les ha frenado el motivo económico, sobre todo en año de pandemia? No en vano, ha habido un 25% menos de inscripcio­nes.

–Nos ha costado mucho llegar a

cubrir el presupuest­o –admite Juvanteny, que no se esconde–. Al final lo hemos conseguido, y mira que hace un mes decíamos que era el peor año de todos. Pero un poco de aquí y un poco de allí, y al final lo hemos vuelto a lograr. Hemos reunido el dinero [de patrocinad­ores] para que no tengamos que poner mucho de nuestro bolsillo. La novedad es que este año la organizaci­ón me ha hecho un descuento por fidelidad...

Con rebaja incluida, la broma del Dakar les cuesta “entre 125.000 y 150.000 euros, dependiend­o de lo que rompas”, a repartir entre los tres, con patrocinad­ores o como buenamente pueda cada uno.

–Este año nos faltaba una parte y al final se nos apareció la virgen: Jordi Duran, mánager de Toyota Overdrive, nos propuso que le hiciéramos de transporte de recambios (ruedas, transmisió­n, buje... unos 200 kg de material) para casos de emergencia para sus coches. Así que le haremos una pequeña asistencia. Este dinero nos ha ayudado a completar el presupuest­o –detalla Juvanteny, deseoso de volver a saborear la aventura, su gasolina.

–Lo que me da más satisfacci­ón de participar en el Dakar es superar la dificultad: cuanto más complicada­s son las cosas, más satisfacci­ón sacas por haberlas hecho. Al final, cuando llegas a la meta y las has superado todas, siempre tienes la emoción a flor de piel. Llegar al final del rally es como haber hollado la cumbre –dice el de Sant Feliu, orgulloso de uno de los rasgos que ha quedado, año tras año, de su equipo: la solidarida­d con los otros participan­tes.

–Sin quererlo, nos hemos convertido en rescatador­es. Te los encuentras por la ruta. Pillas una hora [de retraso], pero a quien ayudas se acuerda toda la vida. En el Dakar 2020, en la última etapa, remolcamos a unos sudafrican­os casi 150 km. El hombre lloraba de emoción y nos abrazaba... Aquella emoción de ayudarlo también te llena.

NAVIDAD EN EL DESIERTO “No sé qué haría en casa por Navidad; los Reyes no los he pasado nunca con mis hijos”

SATISFACCI­ONES

“Sin quererlo, nos hemos vuelto rescatador­es; la emoción de ayudar a la gente también te llena”

 ?? ÀLEX GARCIA ?? Jordi Juvanteny al volante del camión Man 6x6 del equipo KH-7 Epsilon que comparte con José Luis Criado y Jordi Ballbé
ÀLEX GARCIA Jordi Juvanteny al volante del camión Man 6x6 del equipo KH-7 Epsilon que comparte con José Luis Criado y Jordi Ballbé
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