La Vanguardia

El primer holandés MICHELS

En 1971 Michels cambia el juego del Barça y abre la vía neerlandes­a que han seguido Cruyff, Van Gaal, Rijkaard y ahora Koeman

- XAVIER G. LUQUE

“Antes los entrenador­es nos hablaban de luchar, trabajar, sudar y sufrir. Y en eso llegó Michels y todo cambió”. Carles Rexach tenía 24 años el verano de 1971, cuando hubo relevo en el banquillo del Barça. Se iba el inglés Vic Buckingham y llegaba un neerlandés de fama europea: Marinus Michels. En seis años había transforma­do al Ajax de Amsterdam en el mejor equipo de Europa. Venía de conquistar la Copa de Europa con un fútbol diferente. “Fútbol total, decían: todos defienden y todos atacan... Le costó mucho que nos adaptáramo­s; ni física ni mentalment­e estábamos preparados”, comenta Ramon Alfonseda, otro de los elementos de casa de aquel primer Barça de Michels.

Rinus Michels había moldeado a su convenienc­ia a un equipo de una liga entonces de tercera fila y a un club que todavía tenía estructura­s medio amateurs. El Barça, con todas las distancias con la actualidad, ya era un club profesiona­l, a pesar de que lo primero que sorprendió al nuevo técnico era que él, con 43 años, era mayor que el presidente, Agustí Montal, de 37.

El 4 de agosto de 1971, ante unos cuatro mil espectador­es en el Camp Nou, se alzó el telón de la nueva temporada. Discursos y primer entrenamie­nto. “Cuando tomó la palabra y empezó en un castellano correctísi­mo (‘señor presidente, jugadores, señoras y señores...) se produjo un murmullo de admiración”, explicaba la prensa del día siguiente. “Cuando supo que su nuevo destino era el Barça, empezó a estudiar español”, explica Josep M.ª Minguella, uno de los ayudantes de Michels, con el exblaugran­a Francesc Rodríguez, Rodri. “Y en las vacaciones se fue al Algarve con su mujer y un diccionari­o, para ir preparando el discurso. Eso ya da una idea del personaje, un tipo duro, muy exigente... Pero con él mismo también”, recuerda Minguella.

Un personaje que se había endurecido con el tiempo. Sufrió las penurias de la Segunda Guerra Mundial en Amsterdam, dejó el fútbol por una lesión en la espalda y se hizo monitor deportivo de una escuela de niños con sordera, mientras empezaba a dirigir pequeños equipos amateurs de la región. En enero de 1965 le propusiero­n hacerse cargo del Ajax y lo salvó del descenso. No solo lo consiguió, sino que promocionó a los mejores jóvenes de la cantera y formó el equipo que en el

EN HOLANDA ERA ‘DE GENERAAL’

El primer día avisó: ‘Trabajarem­os duro como el mármol"; y le quedó Míster Mármol

año 1969 ya llega a la final de la Copa de Europa y en 1971 se proclama campeón, con los Cruyff, Neeskens, Hulshoff, Suurbier, Krol, Mühren, Keizer... Por el camino quedaron partidos de excepción, de los que no se olvidan, como la eliminator­ia contra el Liverpool de Bill Shankly (1966), el desempate contra el Benfica (1969) y las luchas encarnizad­as de 1971 para superar al Celtic Glasgow de Jock Stein y al Atlético de Madrid de Marcel Domingo, con Luis, Adelardo, Martínez Jayo, Ovejero, Ufarte...

El primer discurso de Michels marcó su paso por el Barcelona. Si en Holanda fue conocido como De

Generaal, en Barcelona se convirtió en Míster Mármol. La ocurrencia, divulgada ampliament­e en las páginas del Dicen, venía por una parte por la coincidenc­ia de las dos emes con sus iniciales y, de la otra, de la palabra que aquel diccionari­o le había sugerido como sinónimo de dureza, de exigencia: “Me hago cargo de que ustedes esperan mucho de mí, que para eso me han pagado. Por eso no quiero palabras, sino acciones. Desde hoy, una plantilla de veinte jugadores y un equipo técnico y médico vamos a trabajar duro como el mármol”.

Michels apostó por una plantilla muy corta –tampoco le habían fichado a nadie; impuso dobles sesiones de entrenamie­nto, mañana y tarde; tuvo especial interés en la preparació­n física, y pronto los jugadores comprobaro­n lo duro que era. Y tanto. “Con el tiempo, cuando lo conocías a un nivel más próximo, veías que era una gran persona, sensible, que te quería conocer también personalme­nte, que te hablaba y te explicaba qué quería de ti. Por la mañana hacíamos preparació­n física, y por la tarde, más cuestiones tácticas,” recuerda Alfonseda.

“Su idea era que cualquier jugador salvo el portero tenía que poder jugar, si llegaba el caso, en cualquier posición. Y que el primero que tenía que atacar al rival era quien estuviera más cerca de la pelota, tanto daba si era defensa o delantero. Antes de Michels ya tuvimos el Vic Buckingham y aquello fue un primer paso. Buckingham ya decía a menudo que ‘a fútbol se juega con una sola pelota’, que si te lo miras bien es lo mismo que decir que si tú la tienes, el otro no la puede tener”, apunta Minguella. Filosofía cruyffista.

La adaptación del Barça al estilo que había triunfado en Europa no fue nada fácil. La Liga empezó mal y en el mes de octubre Montal ya tuvo que afianzar a Michels en el cargo, ante las críticas por los malos resultados. “Ni nuestra mente ni nuestro físico estaban preparados”, insiste Alfonseda. “Imaginad a Rexach o yo mismo cuando nos decía que no solo teníamos que mirar hacia delante, sino también hacia atrás...”.

El primer partido de Michels fue en el torneo veraniego de Palma. Los periodista­s barcelones­es tuvieron la primera sorpresa cuando vieron que los jugadores saltaban al césped para hacer un calentamie­nto muscular previo bastantes minutos antes del partido. Era un primer aviso de todo lo que tenía que cambiar. “En nuestro dream team había mucho de Michels, todo lo que era movilidad de pelota, la posición de las líneas en el campo...”, recuerda Charly Rexach. “Él tenía unas normas, como unos mandamient­os, que había que cumplir. Por ejemplo: primero pasas la pelota y después corres, no al revés. Porque de esta manera, si tu compañero la pierde, tú todavía estás detrás de la pelota. O también nos decía ‘prohibidos los pases en horizontal’, porque si un contrario intercepta, de repente han quedado anulados dos jugadores nuestros. Con Michels empezamos a jugar con más de tres líneas. Decían que hacíamos un 4-3-3, pero Cruyff se retrasaba y cambiaba posiciones con Marcial. Si en lugar de eso tú pones 3-1-2-1-3, por decir algo, tienes cinco líneas y salen triángulos de combinació­n tantos como quieras, equilátero­s, escalenos e isósceles, los que quieras. Michels tenía mucha manía con la velocidad de la pelota, que los pases fueran secos, duros, rápidos, pim-pam. Cuando hacías un pase blando decía que aquello era una pase de hospital, porque el defensa llegaba a tiempo y te metía una entrada que te mataba. Pim-pam, que no tengan tiempos de reacción”.

Otra novedad fue la táctica del fuera de juego. “Nos hartamos de ensayarla”, señala Alfonseda. Todo el equipo avanzaba en bloque y los rivales quedaban en fuera de juego. “Se perfeccion­ó con Neeskens, que era el encargado de atacar al que tenía la pelota”, apunta Minguella.

Michels puso la primera piedra del fútbol total en el Barça, pero sudó tinta hasta el estallido de 1974. “El 0-5 en el Bernabeu fue la culminació­n de su obra”, recalca Minguella. Y recuerda otro detalle: “Un día vino con unos dibujos, quería que pidiéramos unas porterías pequeñas, de un metro de altura y uno y medio de ancho. ‘Quiero ocho’, me dijo. Quedamos extrañados, y cuando las tuvo dividió el campo en cuatro partes, dos porterías en cada una, y hacía partidillo­s de tres contra tres. De esta manera forzaba a todos los jugadores a atacar y defender”. Había llegado el fútbol total.

 ??  ?? Rinus Michels dirige un entrenamie­nto del Barcelona en el Camp Nou; a la derecha, como campeón de Europa con la selección holandesa
Rinus Michels dirige un entrenamie­nto del Barcelona en el Camp Nou; a la derecha, como campeón de Europa con la selección holandesa
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VI-IMAGES / GETTY
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VI-IMAGES / GETTY

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