La plantilla apenas suponía el 28% del presupuesto
El Barcelona que halla Michels en 1971 poco tiene que ver con el actual. Ni el club, ni el equipo, son comparables. En el aspecto deportivo, el Barça acababa de conquistar la Copa pero había perdido una vez más la Liga, trofeo que no aparecía por las vitrinas del Camp Nou desde 1960. Por este motivo, la Copa de Europa ni existía para el Barça, ya que solo los campeones de Liga podían disputarla. La plantilla se tenía que modelar sin jugadores extranjeros, que no se aceptarán en el fútbol español hasta 1973. Y los futbolistas españoles de gran nivel eran prácticamente intocables, pues los clubs propietarios podían retenerlos eternamente.
En el aspecto institucional, el Barcelona contaba con 53.852 socios y cerraba el balance económico de la temporada 1970-71 con 171,3 millones de pesetas de ingresos, poco más de un millón de euros. El futbolista mejor pagado de la plantilla era Gallego (3,1 millones de pesetas) y la mayoría de sus compañeros rondaban los dos millones y pico. En el cierre del balance de la campaña los gastos ascendieron a 167,7 millones, y de estos 47 correspondieron a las fichas anuales (25 millones), los sueldos (8) y las primas (14) de los jugadores y del cuerpo técnico. Es decir, que la plantilla se llevaba el 28% del presupuesto, cuando en la actualidad supone entre el 65 y el 70 por ciento. El club de los años setenta era mucho más controlable económicamente y sus ingresos provenían de los socios y el público, sin intervención aún de la televisión ni los patrocinadores de todo tipo. Al cierre económico de la temporada anterior a Michels se contabilizaron 47 millones de pesetas recaudados por cuotas de socios y 40 más por los abonos al Camp Nou. A estas cantidades principales se añadían 35 millones por venta de entradas en la Liga, 14 en la Copa, 9 en la Copa de Ferias y 12 millones más por los partidos amistosos. Con todas las partidas contabilizadas se registró un superávit de 12 millones, que se dedicaron en tres cuartas partes a la reducción del pasivo.
El club tenía capacidad sobrada para fichajes, pero el mercado autárquico era un solar. Michels apenas obtuvo la incorporación de dos extremos, el tinerfeño Juanito y el mallorquín Pérez, y ambos fichados ya con la temporada en plena actividad, como parches de urgencia. Era lo que había.