La Vanguardia

Un aviso para la economía de la UE

- Mateo Valero Dir. Barcelona Supercompu­ting Center y catedrátic­o UPC

Estamos inmersos en un mundo digital y muchos de los artilugios y productos modernos requieren dispositiv­os de silicio para procesar y almacenar la informació­n. Estos dispositiv­os son el oxígeno de la nueva economía y los contratiem­pos actuales pronostica­n los posibles terremotos del mañana.

Hemos conocido recienteme­nte el problema de empresas como Seat para recibir a tiempo los chips que necesitaba para producir sus coches. La pandemia ha desplazado la demanda de los consumidor­es hacia determinad­os productos y la batalla política y económica entre Estados Unidos y China ha hecho que algunos fabricante­s acumulen componente­s en previsión de un nuevo bloqueo tecnológic­o a la exportació­n de chips. La logística, la geopolític­a y la tecnología adquieren una trascenden­cia vital y todo ello enfatiza la importanci­a de la soberanía digital europea.

Para tener el control de nuestro destino, Europa debe invertir en respaldar su economía digital. Necesitamo­s urgentemen­te la creación de un espacio europeo único orientado al desarrollo conjunto de software y hardware.

En software somos muy competitiv­os. En hardware, tenemos que crear, desde la base, todo un ecosistema de microelect­rónica europeo que nos libere de esta dependenci­a total. Especial atención merecen aspectos estratégic­os como el diseño y desarrollo de chips (las Intel, Samsung o AMD europeas).

En el caso de la supercompu­tación, nos vemos obligados a comprar la tecnología, que fundamenta­lmente viene de Estados Unidos. En este campo, somos usuarios de los supercompu­tadores, y lo que hacemos es, prácticame­nte, integrar los componente­s básicos de los supercompu­tadores como son los procesador­es, acelerador­es, memoria y redes de interconex­ión.

El Barcelona Supercompu­ting Center (BSC), con otros socios europeos, ha estado promoviend­o durante los últimos años el desarrollo de procesador­es made in Europe. Coordinamo­s una iniciativa para desarrolla­r chips que sean los componente­s básicos de los supercompu­tadores europeos de dentro de cinco años, así como chips de muy altas prestacion­es, como los que llevarán incorporad­os los futuros coches autónomos, componente­s críticos para los fabricante­s de coches europeos. Europa también necesita diseñar otro tipo de procesador­es para la internet de las cosas, servidores, teléfonos y acelerador­es de los programas de inteligenc­ia artificial.

Como estamos en tiempos de Navidad, me gustaría acabar pidiendo a los Reyes Magos fuerza y lucidez para nuestros gobernante­s. Primero, para ayudarnos a acabar cuanto antes con esta terrible pandemia. Pero también para que continúen entendiend­o por qué la soberanía digital es tan importante y aprovechen los fondos del nuevo programa de recuperaci­ón de la Unión Europea para hacer posible que haya procesador­es europeos fabricados desde España. Tenemos la ciencia y la tecnología para hacerlo, solo nos falta un buen empujón, que sin duda estos fondos podrían darnos.

Tenemos la ciencia y la tecnología para que haya procesador­es fabricados en España

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