La Vanguardia

Polémica por hacerse público el precio de las dosis

La indiscreci­ón de una ministra belga destapa el secreto mejor guardado: el coste

- JAUME MASDEU Bruselas. Correspons­al

Era el secreto mejor guardado hasta que una ministra belga, en el calor de un debate parlamenta­rio, publicó un tuit que lo destapaba todo. No le sirvió borrarlo media hora después, al darse cuenta de la indiscreci­ón. La captura de imagen del tuit ya corría como la pólvora, era material sensible.

La secretaria de estado de presupuest­os de Bélgica, Eva De Bleeker, listó los precios de las vacunas adquiridas por la Unión Europea, provocando la protesta de las farmacéuti­cas y el embarazo de la Comisión Europea, que ha ejercido de negociador con los fabricante­s.

Los datos dan para analizar, especialme­nte al ver la gran diferencia de precios que hay entre los distintos tipos de vacuna, que van de 1,78 euros por dosis a 14,68. Las más caras son las dos que están más avanzadas. La de Moderna, la norteameri­cana, que se espera que reciba el aval de la Agencia Europea del Medicament­o el 6 de enero, cuesta 14,68 euros por dosis, seguida por la de Pfizer/biontech, ya autorizada y con la que la Unión Europea empezó a vacunar ayer, con un precio de 12 euros por dosis. En los dos casos, se requieren dos dosis para completar el efecto de estas vacunas.

En el otro extremo, la más barata es la de Oxford/astrazenec­a, por la que la UE pagará 1,78 euros, y en zona intermedia se sitúan la de Johnson & Johnson (6,93 euros), Sanofi /GSK (7,56 euros) y Curevac (10 euros). Una diferencia de precios que puede argumentar­se en parte por la diferente tecnología utilizada, más moderna en el caso de Pfizer y Moderna; pero que se explica por razones de estrategia comercial, y de las fórmulas que busca cada fabricante para rentabiliz­ar su preciado material.

“Quería ser transparen­te, tal vez un poco demasiado transparen­te”, se disculpó la secretaria de estado belga de presupuest­os. De Bleeker publicó los precios la semana pasada durante un largo debate parlamenta­rio en el cual la oposición le recriminab­a la falta de medios empleados por su administra­ción para la compra de vacunas. Quiso justificar­se y divulgó informació­n reservada. Se le escapó el tuit que provocó la queja de las farmacéuti­cas. “Los precios estaban protegidos por una cláusula de confidenci­alidad prevista en el contrato firmado con la Comisión Europea”, dijo una portavoz de Pfizer Benelux. Extremo que han confirmado repetidame­nte desde el Ejecutivo comunitari­o, donde siempre se han negado a facilitar estos precios, aún bajo el riesgo de ser acusados de poco transparen­tes. “Es una exigencia contractua­l”, dijo el portavoz de la Comisión Europa, Eric Mamer, añadiendo que era una previsión que las farmacéuti­cas habían incluido con todos los contratos, no solo con los de la Unión Europea. “Todo lo que se refiere a informacio­nes como el precio de las vacunas está cubierto por la confidenci­alidad, es una obligación muy importante”, dijo el portavoz de Sanidad del Ejecutivo comunitari­o, Stefan De Keersmaeck­er.

La tesis de la CE, que ha actuado como negociador­a con las empresas en nombre de los 27 estados miembros, que son los compradore­s finales, es que esta confidenci­alidad no solo va en interés de las farmacéuti­cas, sino también de los ciudadanos europeos. “Si esta informació­n se hiciera pública, debilitarí­a la posición negociador­a

La de Moderna cuesta 14,88 euros por dosis, y la de Pfizer, 12 euros; la más barata es la de Astrazenec­a, 1,78 euros

de la CE”, añadió el portavoz.

Así como en otros terrenos, especialme­nte en lo que se refiere al cierre de fronteras, los países europeos han actuado cada uno por su cuenta durante esta crisis, en la compra de vacunas, la estrategia ha sido la de una operación conjunta. El proceso se ha canalizado a través de la Comisión Europea para conseguir se supone que mejores condicione­s y también un reparto proporcion­al y con el mismo calendario para todos los países. Con este mandato, la comisión compró un amplio paquete de vacunas a distintos fabricante­s para asegurarse de disponer de las primeras vacunas que hubiera en el mercado. Lo ha conseguido. Si hay un retraso en la vacunación con respecto al Reino Unido y Estados Unidos, no tiene relación con la compra o acceso a los medicament­os, sino con su autorizaci­ón comercial por el regulador europeo, que ha necesitado más tiempo para dar su aval.

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PETR DAVID JOSEK / AP En Praga, el primer ministro checo, Andrej Babis, uno de los primeros mandatario­s europeos en vacunarse

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