La Vanguardia

El suicida de Nashville pudo realizar su acción por la paranoia del 5G

- NUEVA YORK Correspons­al

El aviso de bomba, que se escuchó por la megafonía de la autocarava­na que explotó en el distrito turístico de Nashville, llevaba una banda sonora.

Era la canción Downtown en la voz de Petula Clark. Esa letra es un invitación a visitar el centro de la ciudad en busca de consuelo para la tristeza. “Las luces son mucho más brillantes allí”, explica. Y lo fueron al amanecer del día de Navidad. La detonación causó una gran destrucció­n, dejó coches ardiendo, pero solo produjo tres heridos, en gran parte por la rápida acción de seis policías que fueron llamando puerta a puerta para que los vecinos evacuaran.

Que la autocarava­na estuviera aparcada junto al edificio de la empresa tecnológic­a AT&T cada vez parece más intenciona­do.

La policía ha identifica­do a Anthony Quinn Warner, hombre blanco de 63 años, soltero, como el supuesto suicida que se hallaba en el interior del vehículo. A él correspond­en los restos humanos hallados en el lugar de la explosión, según determinar­on los análisis de ADN.

“Anthony Warner es el responsabl­e de este terrible crimen y no hay nadie más implicado”, afirmó John Drake, jefe de la policía de Nashville, en rueda de prensa. El FBI habría centrado su investigac­ión en examinar si ese presunto suicida realizó esta acción por su miedo a la tecnología 5G. La detonación provocó serios daños en el edificio de AT&T y causó interrupci­ones en los servicios de internet y de telefonía.

Warner, que tenía una autocarava­na como la que estalló, era un experto en tecnología. También tuvo un negocio de alarmas. Recienteme­nte trabajó como técnico de ordenadore­s independie­nte en una firma inmobiliar­ia.

Los agentes están revisando su vivienda en Antioch, un barrio de Nashville, así como en la sede de esa inmobiliar­ia.

Según una televisión local, las pistas recibidas han llevado las pesquisas hacia una teoría conspirati­va en que la tecnología 5G se utilizaba para espiar a los ciudadanos de Estados Unidos.

Steve Schmoldt, uno de los vecinos de suicida, explicó al diario The Tennessean que Warner era “discreto hasta el punto de que algunos dirían que era un poco extraño”. Había instalado luces y cámaras de seguridad en el perímetro de su casa, donde estuvo aparcada su autocarava­na. Tenía una alargada antena en el jardín.

“Nunca veías a nadie entrar o salir de esa casa, ni lo veías a él ir a ninguna parte. Era un friki de los ordenadore­s que trabajaba en casa”, aseguró el vecino.

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