Reactivar la economía sin demora
Para el año 2021 en España solamente deberían existir dos prioridades políticas, económicas y sociales: la lucha contra la pandemia de la Covid-19 y la máxima suma de esfuerzos para la creación de riqueza y de empleo a través del desarrollo eficiente de los presupuestos del Estado y de las millonarias inversiones del Fondo Europeo de Recuperación. Todas las demás polémicas y cuestiones que dividen al conjunto de las fuerzas políticas y al propio Gobierno deberían dejarse de lado y aparcarlas para más adelante.
El país se halla sumido en la mayor recesión económica sufrida desde la Guerra Civil y hay que concentrarse en salir de ella lo antes posible. Nunca antes había habido tanto dinero disponible para invertir en un solo año y nunca antes había habido tanto dinero a coste cero para poder endeudarse constructivamente. No solo el presente sino el futuro del país durante largo tiempo dependerán de las decisiones y del trabajo de ahora. No es el momento de distraer los esfuerzos con medidas que pueden esperar, por más importantes que sean.
Hay que concentrarse en la rápida ejecución de las obras públicas previstas en los presupuestos del Estado, en la inmediata selección de los proyectos de inversión más transformadores que puedan desarrollar las empresas y las administraciones públicas, a través de la leal y eficaz colaboración público-privada, en el urgente impulso a la formación profesional para preparar el máximo número de personas para la nueva era tecnológica y en el mantenimiento de las ayudas a empresas y personas para que puedan sobrevivir hasta que se logre la reactivación y la recuperación del empleo perdido. Todo ello constituye un gran reto de país en el que todas las instituciones políticas, económicas y sociales deben participar activamente. No hay ni un solo día que perder. Más del 20% de la población activa se halla sin trabajo, ya sea porque esté en paro o afectada por un ERTE, y los niveles de pobreza crecen día tras día, como atestiguan las entidades sociales. Urge la creación de empleo.
El endeudamiento público este año se ha disparado y supera ya el 120% del producto interior bruto (PIB), frente al 99% que había en enero. Buena parte de la enorme deuda acumulada en pocos meses ha sido para sostener a los colectivos más vulnerables por la crisis y mantener empresas a flote. Pero España no puede seguir viviendo gracias al aumento del endeudamiento. Si bien ha servido para parar el primer golpe, ya no debería seguirse por este camino porque es insostenible. La deuda, a partir de ahora, debería servir fundamentalmente para invertir en crear riqueza y empleo de forma que se sienten las bases para poder devolverla algún día.
El Gobierno ha hecho ya la primera parte de sus deberes con la elaboración del plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la economía española. Hay que empezar por aplicarlo desde ahora mismo con eficiencia, celeridad y colaboración.
El país debe unir esfuerzos en el 2021 para salir de la profunda recesión en que se encuentra