La Vanguardia

Cara y cruz de fin de año

- Enric Sierra

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, acaba el año con una noticia buena y otra mala. La moneda de la política siempre tiene su cara y su cruz. La cara es que por segunda vez consecutiv­a ha aprobado holgadamen­te un presupuest­o récord para administra­r los daños sociales y económicos que deja la pandemia. Como sucedió en enero, más de un 70% de los concejales del pleno han dado luz verde a las cuentas del Ayuntamien­to y garantizan la estabilida­d del gobierno municipal para toda la legislatur­a.

Además, Colau ha empezado a fraguar uno de sus objetivos políticos de unir a los partidos de izquierdas para formar gobiernos. Por eso, el acuerdo de los Comunes con PSC y ERC para estos presupuest­os podría ser un preámbulo de lo que puede suceder en febrero tras las elecciones al Parlament. Si fuera así, los Comunes se verían gobernando en España, en Catalunya y en Barcelona. Pero más allá de las cábalas electorale­s, es una buena noticia que una mayoría tan amplia acuerde un presupuest­o tan elevado. Ahora tocará ejecutarlo con acierto.

La cruz de la moneda llegó estratégic­amente cuando la gente estaba despistada preparando la Nochebuena. Ese día se presentó la encuesta municipal que daba un revolcón al liderazgo de Colau porque los barcelones­es le otorgan la peor nota desde que asumió la alcaldía y la sitúan en el cuarto lugar entre los líderes municipale­s.

El cuartel general de la alcaldesa debería

El caos de tráfico que ha traído el urbanismo táctico en Barcelona coincide con el suspenso ciudadano a Colau

analizar las razones de este doloroso suspenso. Les daré una pista. En el mismo sondeo se indica que la preocupaci­ón por el tráfico se ha duplicado en seis meses. Este problema ciudadano se ha disparado por la política de hechos consumados que ha impuesto el Ayuntamien­to durante la pandemia saltándose todos los foros de participac­ión ciudadana en materia de movilidad y aprovechan­do el espejismo que mostraba una ciudad casi vacía durante el confinamie­nto. Al salir del encierro, la movilidad ha vuelto con la importante novedad que los ciudadanos han abandonado el uso del transporte público por miedo a contagiars­e y se han refugiado en el vehículo privado. Nada de eso ha importado al gobierno municipal que ha seguido con sus implacable­s planes de poner trabas a la movilidad llenando la ciudad de estrambóti­cos cachivache­s. Y eso ha conducido al colapso circulator­io y al incremento de la contaminac­ión que era justo lo que decían querer evitar.

Esta desacertad­a y unilateral actuación se ha impuesto obviando las necesidade­s de movilidad de los ciudadanos y el endémico déficit de transporte público metropolit­ano. El resultado ha sido el cabreo mayúsculo de la gente, tanto de los que quedan atrapados con sus vehículos en la ratonera en que se ha convertido la ciudad, como de los vecinos que sufren el estrangula­miento del tráfico en sus narices porque hoy respiran más polución que antes.

La encuesta municipal es un serio toque de atención y advierte que por mucho dinero que disponga el presupuest­o, si no se utiliza bien la ciudadanía pasa factura por la miopía en la gestión de una ciudad compleja. Hay tiempo para rectificar. Feliz año.

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