Un mar que agoniza
Las administraciones buscan una solución a los vertidos y claman por regular las toallitas higiénicas no biodegradables
Los pescadores de Badalona son una especie en extinción. Las pocas embarcaciones que subsisten hacen largas jornadas de navegación para faenar porque frente a sus costas la única captura son toallitas, plásticos y restos orgánicos. Y es que el Mediterráneo, entre el Besòs y el Maresme, es un vertedero de desechos orgánicos. Las administraciones, con recursos limitados, no pueden hacer frente a la contaminación de la costa.
La Fiscalía de Medio Ambiente resolverá si la estación depuradora de aguas residuales (Edar) ha quedado anticuada, como acusan los ecologistas de Airenet, y no es apta para dar servicio a Barcelona y gran parte del área metropolitana. El gobierno del Área Metropolitana (AMB) se defiende y apunta como causa de los vertidos al mar los colectores urbanos, insuficientes para asumir el caudal de agua fecal, si se mezcla con la pluvial.
El Àrea Metropolitana de Barcelona también sitúa el problema en el incivismo de los ciudadanos que arrojan todo tipo de desechos al lavabo. “Las mascarillas, compresas y toallitas llegan a la depuradora si no llueve”, dice el director de Serveis del Cicle de l’aigua de la AMB, Fernando Cabello, “pero en episodios de lluvia torrencial todos estos residuos que van al alcantarillado se mezclan con el cauce pluvial” y acaban en el mar.
Para que las canalizaciones no revienten ante la intensidad de agua acumulada en episodios de tormentas, la red de saneamiento en alta, responsabilidad de AMB, dispone de rebosaderos, grandes ventanas por las que los colectores expulsan el cauce sobrante. Este vertido va directamente a las rieras, ríos o al mar.
Para evitar estos vertidos el AMB inicia una prueba piloto en Badalona, con un sistema que no tapone los rebosaderos, ni evite el flujo de agua, pero que a su vez intercepte los residuos sólidos. “No es un tema que tengamos resuelto del todo”, dice el director técnico. En Badalona, el Ayuntamiento también busca alternativas, como los depósitos antivertidos, grandes cajones de interceptación de los que solo disponen uno pero que “harían falta cinco más”, reconoce Daniel Gracia, concejal de Vía Pública, “pero son inversiones millonarias”.
Por el momento, una solución que “ha funcionado bastante bien” en la prueba que Ayuntamiento y AMB han iniciado es la instalación de unos peines en la boca de los rebosaderos del alcantarillado. Rejas interceptoras que son lo bastante estrechas para que el agua circule y permiten interceptar los residuos sólidos. Estos sistemas, avanza Gracia, “estarán a punto para la campaña de verano”.
Un contratiempo añadido que también contribuye a los vertidos al mar es la rotura constante del gran colector de levante, como han denunciado desde Airenet. La gran canalización metropolitana ahora transcurre paralela a la primera línea del litoral y resta pendiente de la aprobación definitiva del Plan Director Urbanístico de las Tres Chimeneas, para su traslado hacia el interior. El colector es débil ante los embates del oleaje y en los últimos años ha sido preciso intervenir construyendo varios by pass.
En lo que se refiere a los vertidos del emisario principal de la depuradora, que se adentra 2,9 kilómetros en el mar, es donde los ecologistas también concentran sus críticas. Cabello detalla que es agua limpia, depurada, sin desinfectar porque el mar tienen altas concentraciones de sales que matan las bacterias en pocas horas, pero en ningún caso “se puede hablar de episodios contaminantes”. El técnico lamenta que “hay un gran desconocimiento de la depuradora” ya que la instalación cumple con todos los parámetros. Por otro lado, las administraciones coinciden en que el gobierno estatal debería investigar la fabricación de las toallitas que se anuncian biodegradables pero en realidad “tardan años en desaparecer” . En el mar, estos pañuelos higiénicos se enganchan entre sí y forman grandes masas en forma de red letales para las especies marinas.
Badalona instalará ‘peines’ interceptores de sólidos en los rebosaderos del alcantarillado para evitar que lleguen al mar