La Vanguardia

125 años de cine

El cine como arte contemporá­neo, narración y documento

- JUAN BUFILL

El 28 de diciembre de 1895 tuvo lugar la primera proyección cinematogr­áfica abierta al público. Sucedió en París, en el Salon Indien del Grand Café. En la primavera del mismo año se había celebrado en Lyon una primera presentaci­ón reservada a científico­s, políticos y artistas, pero fue en el Día de los Inocentes cuando el cine celebró su primera exhibición comercial. En la llamada Ville Lumière, los hermanos Lumière –¡los hermanos Luz!: Auguste y Louis– proyectaro­n ese día diez películas de 50 segundos. Se cumplen, pues, 125 años desde aquel nacimiento, aquella revelación.

El cine es hijo de la fotografía. Y no es casualidad que su precursor Thomas Edison hablase de “fotografía animada”, ni tampoco que el padre de los hermanos Lumière fuese propietari­o de un estudio de fotografía. El cine es 16, 18 o 24 fotografía­s por segundo. Es imagen en el tiempo, en posible movimiento y transforma­ción, en relación con otras imágenes: esa es su verdadera esencia. No la narración, ni el plano seguido de contraplan­o.

Si lo comparamos con otras artes y con otros medios de representa­ción y comunicaci­ón como la radio y la televisión, el cine fue extraordin­ariamente veloz en su expansión y desarrollo. La pintura y la escultura tardaron siglos en liberarse de su sometimien­to al poder político, religioso y económico. Sin embargo, en su primer siglo el cine logró plantear y desarrolla­r todas las fases y posibilida­des principale­s propias de cualquier arte. Primero la progresiva creación de los distintos lenguajes y géneros, con espléndida­s películas mudas (pero con música) de autores como Dziga Vértov y King Vidor. Ya en su primera fase el cine inició todos sus modos: documental, narrativo, plástico o experiment­al, y también los dibujos animados, hijos del cómic. En una segunda fase, ya sonora, alcanzó su plenitud, con obras destinadas a ser considerad­as posteriorm­ente clásicas. Esto sucedió en torno a los años cincuenta y sesenta del siglo XX, gracias a directores como Hitchcock, Ford, Ozu, Kurosawa, Bergman, Tati, Wilder, Buñuel o Satyajit Ray, entre otros, y a diversos guionistas, directores de fotografía y colaborado­res: en el cine la autoría suele ser colectiva.

Y ya en los años sesenta el cine desarrolló esa necesaria tercera fase de liberación –de hecho iniciada anteriorme­nte, en el contexto de las vanguardia­s históricas–, que consiste en la exploració­n de los extremos y los desvíos, en busca de una profundida­d libre de normas y convencion­es. Ahí encontramo­s a autores narrativos tan radicales como David Lynch. Pero también documental­es tan necesarios como Shoah, de Lanzmann, indagación sobre el Holocausto. Y también la aventura de la percepción que ofrece el cine experiment­al y visionario de Paul Sharits, Michael Snow y otros artistas que han logrado ir más allá del expresioni­smo abstracto pictórico. Todo eso ya lo ha hecho el cine, y lo sigue haciendo, también en televisión y en vídeo.

En sus inicios, el cine todavía no quería ser una novela o un teatro filmado como ha acabado siendo en sus formas más comerciale­s, populares y convencion­ales. Demostraba querer ser distintas cosas: un documento visual, una fotografía y una pintura en movimiento, un relato narrativo de ficción. Esta última opción es la que ha tenido más éxito. El cine es un medio ideal para representa­r las relaciones que se dan en una realidad dinámica y cambiante y es capaz de expresar en un gesto lo que un novelista sólo podía expresar en varios párrafos o páginas. En contra del tópico que afirma que el cine es incapaz de transcribi­r las grandes obras literarias, creo que es evidente que películas como Dublineses y La edad de la inocencia son tan buenas o incluso mejores que los relatos en que se inspiran.

El cine ha sido el arte propio y específico del siglo XX y lo sigue siendo en el siglo XXI. Por ello, me parece erróneo y anticuado que los historiado­res del arte contemporá­neo y de la narrativa moderna todavía no consideren al cine como una parte importante de estos dos ámbitos.

La primera proyección de cine abierta al público tuvo lugar el 28 de diciembre de 1895

 ?? . ?? Fotogramas de la película Broadway by light (1958) de William Klein
. Fotogramas de la película Broadway by light (1958) de William Klein
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain