La Vanguardia

Un gran Mirotic lidera la victoria blaugrana en el clásico (82-87)

El Barça acaba con la imbatibili­dad liguera del Real Madrid en un clásico trepidante

- LUIS BUXERES

Si las dos últimas derrotas europeas consecutiv­as supusieron un paso hacia atrás del Barça, el tremendo triunfo firmado ayer por los blaugrana en la cancha del Real Madrid supone dar dos gigantes pasos hacia delante en el crecimient­o y maduración del equipo de Jasikevici­us. El lituano salió vencedor unánime en la batalla táctica ante Laso, llevando casi siempre el partido a su terreno.

La legendaria rivalidad entre los dos transatlán­ticos del baloncesto español se explica gracias a partidos como el de ayer, descomunal el clásico, intenso como pocos. La polémica vivida en los días previos provocada por el flirteo blanco de Heurtel dejó paso a un partido precioso que supondrá un potente incremento en el nivel de confianza blaugrana. No había perdido hasta ahora el Madrid en la Liga Endesa y el mérito de su primera derrota fue todo del Barça

Alejado más de lo habitual de los focos ante lo sucedido con Heurtel y la ausencia de público en las gradas del Wizink, Nikola Mirotic asumió la voz cantante en el inicio del encuentro, cómodo como pocas veces en un clásico. Apenas tardó unos segundos en responder al triple inicial de Abalde con otro lanzamient­o exterior que vaticinaba lo que iba a seguir después. La extraordin­aria actividad defensiva de ambos equipos –las pizarras de Laso y Jasikevici­us sacaban humo en cada tiempo muerto– contrastó con el acierto de los jugadores. Lejos de repetirse lo sucedido en los dos primeros clásicos de la temporada, limitados en puntos, el marcador se fue inflando como la barriga de Papá Noel con los turrones. Con facilidad.

A Garuba le tocaba bailar con la más fea, completame­nte superada la joven promesa blanca ante la versión NBA de Mirotic, que se fue hasta los 14 puntos solo en el primer cuarto. El Madrid plantaba cara al montenegri­no gracias a las muñecas de Causeur y Abalde, que equilibrab­an las fuerzas en el marcador. La igualdad en la primera mitad fue tremenda. La máxima diferencia de cualquiera de los dos equipos fue de tan solo 5 puntos, los que situó Kuric anotando dos tiros libres (31-36, minuto 16). A pesar de la ausencia de Davies, la defensa sobre Tavares estaba saliendo según lo previsto por Jasikevici­us, de ahí que el Madrid mirara más hacia el exterior. Laso también ajustó la defensa sobre

Mirotic, que solo anotó dos puntos en el segundo cuarto.

El tramo final de ese segundo parcial, antes de que Madrid y Barça enfilaran los vestuarios, se convirtió en un duelo de pistoleros. Pero en lugar del Lejano Oeste, el escenario fue el parquet del Wizink Center. Llull y Higgins hicieron de vaqueros y el duelo acabó en tablas. El menorquín anotó dos triples consecutiv­os a lo que respondió el norteameri­cano haciendo honor a su padrino (Michael Jordan) con cuatro penetracio­nes de manual para cerrar la primera parte como no podía ser de otra manera, con un emocionant­e empate en el marcador (46-46).

El descanso no serenó los ánimos y el altísimo ritmo de partido se mantuvo en toda la segunda parte. La batalla continuaba siendo espectacul­ar y el equilibrio no tenía ninguna intención de abandonar el parquet. El Barça logró frenar los puntos exteriores del Madrid pero a su vez no pudo mantener la defensa sobre Tavares, que empezó a hacer daño en la pintura.

Al comenzar el último cuarto, pensar en una prórroga no parecía una idea descabella­da pero fue entonces, en el tramo decisivo, en los minutos en los que varias veces este nuevo Barça ha desperdici­ado grandes victorias, cuando apareció la mejor versión blaugrana. El Madrid colapsó ante la defensa barcelonis­ta. Y Mirotic retomó su recital, abonado con unos rebotes ofensivos que daban aire a sus compañeros, y Kuric calentó su muñeca letal para estirar prácticame­nte en un abrir y cerrar de ojos la ventaja hasta el 72-84 (minuto 37). El clásico parecía decidido pero el equipo local hizo un último intento con un 8-0 que redujo la diferencia a cuatro puntos en el último minuto. Entonces emergió Mirotic con un tapón decisivo a Laprovitto­la para completar su 41 de valoración y decidir el clásico. El Barça había dado dos pasos hacia delante y en el camino más bonito, el blanco.

EL LÍDER EJERCIÓ COMO TAL La exhibición de Mirotic, con tapón decisivo incluido, fue de época: 26 puntos, 10 rebotes y 41 de valoración

LA BATALLA TÁCTICA La pizarra de Jasikevici­us trituró a la de Laso: siempre se jugó a lo que quiso el lituano

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 ?? CHEMA MOYA / EFE ?? La lucha. Pierre Oriola y Nikola Mirotic, jugadores del Barça, intentan dificultar el tiro de Rudy Fernández, del Real Madrid, durante el clásico de ayer.
CHEMA MOYA / EFE La lucha. Pierre Oriola y Nikola Mirotic, jugadores del Barça, intentan dificultar el tiro de Rudy Fernández, del Real Madrid, durante el clásico de ayer.

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