La Vanguardia

La sombra de Laia Sanz

Laura Torres, asistenta personal, es la muleta invisible en la que se apoya la piloto de Gas Gas para pensar solo en competir

- TONI LÓPEZ JORDÀ ÀLEX GARCIA FOTOS Coll de Nargó

“¿Laura? Es una helper... ¡Curra que te cagas...!”, exclama con admiración sincera un dakariano cuando surge el nombre de Laura Torres, 31 años, de profesión mánager deportiva y asistenta personal, y en el rally, la sombra de Laia Sanz. Se le podría llamar también secretaria, camarera, psicóloga, chófer y, sobre todo, amiga. Pero ella prefiere denominars­e “asistenta personal”. Un elemento indispensa­ble para que la piloto de Corbera de Llobregat siga siendo la única mujer que ha acabado todos los Dakars que ha corrido. Hasta ahora, 10 de 10. El único piloto inscrito, hombre o mujer, que ha finalizado la decena de ediciones consecutiv­amente.

Y Laura, humilde, discreta, en la sombra, tiene parte de culpa. Siempre fiel, a toda hora al lado de la amiga y también jefa.

Como el día del encuentro con La Vanguardia. La cita es en Coll de Nargó, 5ºc a las 12.00 h; el pueblecito del Alt Urgell donde vive Sanz con su compañero, el también piloto de motos y dakariano Jaume Betriu. A pocos días del inicio del rally toca organizar la autocarava­na que se debe embarcar en Marsella hacia Arabia Saudí. A Laura le toca madrugar para ordenar la casa ambulante de Laia y al día siguiente conducir 500 km hasta el puerto francés. Es una de las funciones que le correspond­e como asistenta.

–Se lo llevo un poco todo, excepto las redes sociales y la comunicaci­ón (que lo hace una agencia). Todo es desde tareas administra­tivas, hasta la coordinaci­ón de calendario­s y la agenda con toda su actividad (carreras, entrenos, tests con el equipo, compromiso­s de patrocinad­ores...). El calendario es mi cruz. También le llevo la gestión de los patrocinad­ores y busco nuevos –detalla Laura–. Es una mezcla de asistencia personal y management deportivo.

No le gusta llamarse secretaria. Ni niñera, aunque a menudo le tocan trabajos de servicio como conducir la autocarava­na por los enlaces del Dakar (se alterna con el mecánico, Alberto Tomé), hacerle el desayuno a las 3 de la madrugada o de despertado­r.

–Intento facilitarl­e las cosas para que ella se centre solo en entrenar y competir, quitarle preocupaci­ones: que no sufra por los billetes, por los cascos, por la ropa...

–Y se lo agradezco –interviene Laia Sanz–. No solo en el Dakar, el resto del año también me descarga de trabajo. Como me conoce tan bien, hay cosas que ni hay que preguntar. Y en el Dakar, tener a alguien próximo siempre ayuda, te sientes más como en casa...

Un trabajo de asistencia, remunerado, evidenteme­nte, que le surgió tras el Dakar 2016, al volver Laia de Sudamérica. Hasta aquel momento, Laura Torres, que había estudiado Administra­ción y Dirección de Empresas, trabajaba en Mango en gestión de proyectos. Pero el proyecto que le propuso Laia,

su amiga del mundo del trial desde los 13 años, la tentó mucho más.

–Me dijo que quería a alguien para organizarl­e las cosas. Recuerdo su frase: “No sé exactament­e qué harás, pero harás un poco de todo”.

La condición de amigas íntimas, desde hace 18 o 19 años, ha sido básica en la relación profesiona­l establecid­a entre las dos, que va más allá del trabajo. “Compartir amistad ha ayudado mucho, hay una confianza extrema. Tenemos alguna discrepanc­ia pero no nos enfadamos”. Por todo ello, en la práctica, Laura también es una almohada emocional para Sanz, un apoyo anímico, una válvula de escape, una confesora...

–Nos conocemos mucho, siempre lo hemos hablado mucho todo. Intento tranquiliz­arla. No es mi figura, pero si puedo intento ser muy positiva y optimista. No dejarla caer, como cuando estuvo tan enferma (antes del Dakar 2019 por un doble virus). Por eso también nos reímos mucho. En la autocarava­na, al acabar la etapa, hablamos de cosas que no tienen que ver con la carrera, de bromas y anécdotas que nos han pasado de fiesta. Esta amistad ayuda a que ella pueda desconecta­r aunque sea 5 o 10 minutos.

Y, claro, la relación tan estrecha hace que Laura suela sufrir por la amiga como una madre...

–Cruzo los dedos para que llegue a meta, pero sé que tiene mucha cabeza, sabe dónde están sus límites y no los excederá por arriesgars­e a caer. Sufro cuando veo que no llega a un control, pero piensas: si hubiera pasado algo ya lo sabríamos –dice Torres, que vivió “el momento más bestia” de su vida al ver llegar Sanz a la meta final del Dakar 2019. “Por la emoción, por los nervios, por todo lo que había sufrido aquel año”, Laura lloraba desconsola­da.

Y como conoce tanto a Laia, acepta definirla en tres adjetivos:

–Es muy persistent­e en todo. Es muy divertida. Y muy honesta. Y eso facilita el trabajo.

LA MISIÓN DE TORRES “Intento facilitar las cosas para que Laia se centre solo en entrenar y correr; quitarle preocupaci­ones”

EL PEGAMENTO DE LA AMISTAD “Compartir amistad de tantos años ha ayudado en muchos momentos, hay una confianza extrema”

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ÀLEX GARCIA Laura Torres ayuda a Laia Sanz a organizar la autocarava­na que será la casa ambulante de la piloto en el rally Dakar
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Rellinars
Mánager
3.er Dakar
LAURA TORRES<<<<<<< 17/I/1989 Rellinars Mánager 3.er Dakar
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