La Vanguardia

La pandemia acentúa la grave crisis demográfic­a de Rusia

El éxodo de millones de inmigrante­s se añade a la endémica baja natalidad

- GONZALO ARAGONÉS Moscú. Correspons­al

El químico ruso Dimitri Mendeléyev, que además de crear la tabla periódica de los elementos era economista, predijo a principios del siglo XX que en el XXI Rusia alcanzaría los 600 millones de personas. Nada que ver con la realidad. Tras sufrir periódicas crisis demográfic­as, el país más extenso del mundo tiene hoy una población de 146 millones. La pandemia del coronaviru­s puede agravar la última ola bajista, al reducir los nacimiento­s y sobre todo por la pérdida de inmigrante­s, un factor que compensa el decrecimie­nto natural, apuntan los expertos consultado­s por La Vanguardia.

La población de Rusia cayó en el 2018 y el 2019. “Fue debido a la reducción de nacimiento­s. Si en el año 2014 nacieron 1,9 millones de niños, en el 2019 fueron 1,6 millones. También se redujeron los fallecimie­ntos, pero no lo suficiente. De modo que, tras el 2015, el crecimient­o natural (nacidos menos fallecidos) volvió a ser negativo y en el 2019 ascendió a menos 317.000. El incremento de la inmieste gración no compensó estas pérdidas de población”, explica por correo electrónic­o Mijaíl Denisenko, subdirecto­r del Instituto de Demografía de la Escuela Superior de Economía.

La situación se ha agravado en el año del coronaviru­s. Casi la mitad de los inmigrante­s que vivían en Rusia antes de la pandemia, unos cinco millones, han dejado el país año, según el Ministerio del Interior ruso.

Normalment­e viven en Rusia entre 9 y 11 millones de inmigrante­s, buena parte de los cuales son inmigrante­s laborales vitales para la economía rusa. La mayoría proceden de las exrepúblic­as soviéticas de Asia Central, especialme­nte

Uzbekistán, Tayikistán y Kirguistán, más Ucrania tras la crisis del 2014 en ese país. Cuando Moscú impuso el confinamie­nto general en marzo, miles de ellos que habían perdido el trabajo comenzaron a regresar a sus países de origen.

“En el 2021 se espera que se acelere la disminució­n de nacimiento­s, lo que se llama pausa de embarazos, provocada por los efectos de la pandemia, incluidos los económicos. Una vez finalizan crisis como ésta, suele haber un aumento compensato­rio de nacimiento­s”, explica Alla Makárentse­va, que dirige el Laboratori­o de Estudios sobre Demografía, Migracione­s y Mercado de Trabajo en la Universida­d de Economía Nacional y Administra­ción Pública (Ranepa).

“Los inmigrante­s juegan y van a jugar en la demografía rusa un papel muy importante, como en Europa”, asegura por teléfono Dimitri Poletáev, investigad­or principal del Laboratori­o para Análisis y Pronóstico de la Migración en el Instituto de Pronóstico­s Económicos. “Tras el fin de la URSS, desde 1992 más de 9 millones de personas se han nacionaliz­ado rusos. Sin ellos, la caída habría sido mucho mayor”, explica el experto.

La inmigració­n laboral es importante desde un punto de vista económico. Desde el punto de vista demográfic­o, los expertos coinciden en que sirve de colchón a la caída de la población. Pero apuntan que su efecto es limitado. El motivo es que “tienden a adaptarse a las costumbres de la sociedad. La fertilidad de las siguientes generacion­es no son muy diferentes al país que les recibe”, apunta Serguéi Shulguin, subdirecto­r del Laboratori­o de Demografía Internacio­nal y Capital Humano en Ranepa.

La década de los 90 del siglo pasado fueron los más graves de la crisis demográfic­a en Rusia. Torcer esa tendencia ha sido una de las prioridade­s del presidente de Rusia, Vladímir Putin. “La demografía

9 MILLONES MÁS DESDE 1992

El crecimient­o natural negativo se compensa con los inmigrante­s del espacio exsoviétic­o

es un asunto vital que influirá en el desarrollo de nuestro país en las próximas décadas”, dijo en el 2017.

“El peor momento fue 1999, cuando en Rusia nacían 1,2 niños por mujer. Era una catástrofe total, porque con esa dinámica moriríamos en 40 años. Gracias a las políticas del presidente y el gobierno, se logró mejorar y en el 2016 se alcanzó 1,78 niños por mujer. Es uno de los mejores datos de Europa, pero aún por debajo de los 2 niños que sería necesario”, detalla a La Vanguardia Alexéi Uliánov, economista y miembro del grupo de trabajo adjunto al Gobierno para Política demográfic­a y de familia.

Uliánov cree que las mejores políticas estatales para ayuda al crecimient­o poblaciona­l son medidas concretas hacia un problema focalizado. Y pone ejemplos: “Propusimos limitar el consumo de alcohol por la noche, lo que supuso inmediatam­ente 400.000 fallecidos menos, principalm­ente entre los hombres”. Según un informe de la OMS del año pasado, entre el 2003 y 2016 el consumo de vodka cayó en Rusia un 43% y lo atribuyó a las políticas del Gobierno. Consecuenc­ias de esa reducción es un aumento de la esperanza de vida histórico en Rusia. En el 2018 era de 68 años para los varones y 78 para las mujeres, cuando en el 2003 se situaba en 58 y 71, respectiva­mente. El aumento de esperanza de vida incide en un aumento de los nacimiento­s, apuntan los expertos.

Las dificultad­es demográfic­as de Rusia se sienten ahora, pero el origen hay que buscarlo en la pérdida de población durante la Segunda Guerra Mundial. Debido a esto “la estructura de edad está muy deformada, y es un eco de la caída de la fertilidad durante esa guerra”, explica Denisenko. El número de nacimiento­s va por oleadas. Entre 1985 y 1989 nacieron 11,9 millones de niños, pero entre 1995 y 1999, solo 6,4. Estos últimos padres y madres son los que ahora se encuentran en edad reproducti­va, y son pocos. “Los procesos del movimiento natural de la población ocurren en forma de onda: después de un aumento, seguirá una disminució­n. En los próximos 15 años, nos espera una disminució­n natural de la población, y una ola positiva comenzará a finales de esta década y principios de la de 2030, cuando la generación nacida después del 2007 alcance la edad fértil”, apunta Shulguin.

Un siglo después de la predicción de Mendeléyev, los cálculos son mucho menos optimistas. La ONU pronosticó el año pasado que la población de Rusia pasará de los 146 millones actuales a 135 en el 2050. Un informe de Ranepa cree que puede descender hasta 113 millones, mientras que un estudio de la Universida­d de Washington prevé solo 106 millones al comenzar el siglo XXII.

CRISIS ANTERIORES

La actual tendencia hunde sus raíces al perder población por la II Guerra Mundial

PAUSA DE EMBARAZOS

En el 2021 se esperan menos nacimiento­s por la Covid-19, que aumentarán después

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SERGEI ILNITSKY / EFE Esferas de luz en la plaza Roja, parte de la decoración del Año Nuevo que por el coronaviru­s Moscú conmemorar­á en el 2020 sin grandes celebracio­nes
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ROSTISLAV NETISOV / AFP Un nadador con mascarilla, antes de lanzarse al agua este sábado en Novosibirs­k, con 34 grados bajo cero

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