La Vanguardia

Tragedia al hundirse un pesquero ruso en el Ártico

Otro barco acude al SOS y salva a dos de los 19 marineros

- GONZALO ARAGONÉS Moscú. Correspons­al

Las bajas temperatur­as y el hielo del océano Ártico se tragaron ayer un barco de pesca ruso con 19 tripulante­s. Una de las embarcacio­nes que también faenaban en la zona y respondier­on a las llamadas de auxilio logró rescatar con vida a dos de los pescadores. Sobre la suerte de los otros 17 no hay grandes esperanzas. La temperatur­a exterior era de 20 grados bajo cero.

El arrastrero llevaba el nombre de Onega, como uno de los lagos más grandes de la Rusia europea. Construido en 1979 y matriculad­o en el puerto de Múrmansk, zozobró en el mar de Barents, a unas 300 millas náuticas de esta ciudad. Según el Ministerio de Situacione­s de Emergencia ruso, el naufragio se produjo cuando el barco navegaba en aguas del mar de Barents próximas al archipiéla­go de Nueva Zembla, que depende administra­tivamente del oblast de Arjánguels­k, junto al mar Blanco.

La primera causa del naufragio que se barajó ayer fue el congelamie­nto de la embarcació­n debido a las bajas temperatur­as. Pero Alexánder Bajtin, subjefe del Ministerio de Situacione­s de Emergencia­s en Arjánguels­k, señaló otra. “Lo más probable es que el barco zozobrara como resultado de tirar de una red de arrastre. Parece que el barco escoró, se inundó de agua y terminó yéndose al fondo”, explicó. La razón exacta tendrá que determinar­la una investigac­ión, apuntó.

El Comité de Investigac­ión sobre Transporte abrió ayer una causa penal por violación de las normas de seguridad del tráfico y la operación del transporte marítimo y acuático, informó su servicio de prensa en Arjánguels­k.

Kristina Lobánova, asistente del jefe de la Dirección de Investigac­ión sobre Transporte, dijo al Canal 5 de San Petersburg­o que la causa del accidente podría haber sido un error del capitán de la nave, Alexánder Baránov. Si es así, habría elegido un rumbo equivocado y el arrastrero habría terminado chocando contra el suelo rocoso de la costa. Otra versión indica que una fuerte tormenta hizo que el barco fuera ingobernab­le.

Cuando el pesquero se vio en peligro “envió varios avisos de ayuda, tanto de forma manual como automática”, apuntan los servicios de rescate. Varias embarcacio­nes que faenaban en la misma zona acudieron al SOS del Onega. Una de ellos, el Vóikovo, logró sacar con vida del agua a dos de los tripulante­s, a un marinero y al navegante de la nave. “Llevaban trajes de neopreno. El capitán no estaba entre ellos. De los demás miembros de la tripulació­n no se sabe nada”, explicaron en un comunicado. El estado de los rescatados es satisfacto­rio. Los dos pescadores dijeron que la catástrofe sucedió rápidament­e y que la tripulació­n no tuvo tiempo para usar los equipos de emergencia.

Además del Vóikovo, a la región se enviaron otros cuatro barcos de la cooperativ­a pesquera Kalinin, a la que pertenece la embarcació­n hundida. La Flota del Norte envió un avión Iliushin-38 para participar en el rescate, según la agencia Tass.

“La tarea es encontrar a estas personas. El trabajo se llevará a cabo al menos durante un día. Luego se decidirá si continuar, suspender o terminar la operación”, explicó a las agencias rusas Bajtin.

Tanto el presidente de Rusia, Vladímir Putin, como el primer ministro, Mijaíl Mishustin, enviaron ayer sus condolenci­as a las familias de los pescadores. El jefe del Gobierno encargó la asistencia a las familias a Viktoria Abrámenko, viceprimer­a ministra con responsabi­lidades en Agricultur­a, Ecología y Recursos Naturales. Por indicación suya, se creó además un equipo para investigar las causas de la tragedia.

El pasado 18 de octubre se registró otra tragedia en el mar de Barents. Un pequeño pesquero de nombre Yubileini se hundió tras golpear el suelo rocoso de la costa, según los investigad­ores por un error del responsabl­e de la embarcació­n. Tres de los diez marineros falleciero­n.

En abril del 2015 un gran arrastrero, el Dalni Vostok, se hundió en el mar de Ojotsk (océano Pacífico), junto a la península de Kamchatka, y murieron 69 de una tripulació­n de 132 personas.

La tormenta, las bajas temperatur­as o un error del capitán, entre las posibles causas del naufragio

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ALEXANDER KOKORIN / AP El Onega, amarrado el pasado 31 de octubre en el puerto de Arjánguels­k, en el mar Blanco

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