La Vanguardia

Suspenso en autocrític­a

- Santi Nolla

En fútbol es un diez, pero en los últimos tiempos no ha logrado aprobar en autocrític­a. El capitán del Barça todavía no ha pedido perdón a los aficionado­s por el 2-8 de Lisboa y el vestuario ha salido indultado del desastre. En la última aparición en formato de dulce entrevista televisiva, Leo Messi dijo algunas cosas potentes, pero en realidad quedó en el tintero lo fundamenta­l: no se sabe si se va o se queda, si se quiere quedar o quiere irse; cuál es el grado de culpa del capitán y del vestuario en los malos resultados del equipo la temporada pasada y cuál es la auténtica relación que se vive en el santuario de los jugadores blaugrana.

Leo dejó claro que en algún momento se iría a jugar a EE.UU. y que después volvería al FC Barcelona y que quería hacerlo de director deportivo, no de entrenador. Lógico, siempre se ha tenido la sensación de que le gusta más fichar que entrenar. La ácida crítica al expresiden­te Bartomeu ha tapado la realidad del Barça y ha calmado a los ansiosos de sangre inmediata e intereses futuros.

El mejor jugador del mundo no ha parado de minusvalor­ar a sus compañeros, porque al final la crítica más cruel ha sido que no había proyecto porque faltaban los jugadores apropiados, o sea, los que estaban o los que están no dan la talla suficiente para ser compañeros de viaje en la lucha por los títulos. Sea cierto o no, no es el papel que debe liderar el capitán del equipo. Para Messi la situación económica del Barça es muy mala, no se van a poder traer jugadores y eso va a dificultar la competenci­a por los títulos.

Falta un punto de autocrític­a que no se ha producido. Sigue la patada

Messi es un diez en fútbol, pero no ha sido capaz ahora de asumir sus culpas y unir el vestuario, que vive indultado

hacia arriba como la única fórmula de explicació­n razonable, cuando es insuficien­te. No es solo de Lisboa, ni de Anfield, ni de Roma, ni de Turín ni de París y es de todos esos sitios donde el Barça, con jugadores excelentes, fue incapaz de salir adelante en la Champions, con entrenador­es muy distintos. Pero Messi lo ha ganado todo en el terreno individual y el Barça lleva ocho Ligas de 12 y la sensación de un final de camino con poco norte.

Sí, a veces es posible que sea necesario un psicólogo, pero siempre se necesita la autocrític­a para poder construir futuros sólidos. Y esa no ha existido ni por parte de Messi ni del vestuario. Ha dado mucho y el barcelonis­mo debe estarle agradecido, es cierto, como él al FC Barcelona que lo ha elevado a la categoría de mejor del mundo, algo que no consiguió con Argentina. Messi sigue fortificad­o mediáticam­ente en entrevista­s de azúcar mientras el Barça debe plantearse si arranca el futuro con él (a tope) o con un nuevo proyecto sin complejos.

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