La Vanguardia

La primera caravana de la era Biden llega debilitada a la frontera de México

López Obrador confía en no tener que hacer el trabajo sucio al que le obligó Trump

- ANDY ROBINSON Madrid

En noviembre del 2018 una caravana de migrantes centroamer­icanos ayudó a Donald Trump a movilizar su base electoral en las elecciones legislativ­as del mismo año. Pero al nuevo presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, le forzó a humillante­s concesione­s. Una de ellas, hacerle el trabajo sucio a Trump mediante draconiana­s medidas contra los migrantes y buscadores de asilo.

Dos años después, otra caravana de migrantes, -sobre todo hondureños que huyen de la pandemia y dos huracanes- se acerca a la frontera de Chiapas en el sur de México en la víspera de la toma de posesión de Joe Biden. Esta vez puede que le sea más fácil a López Obrador gestionar la crisis sin cometer la misma claudicaci­ón en materia de derechos humanos.

Primero porque el trabajo sucio ya está hecho. En una actuación de dureza desconocid­a, sin precedente­s, las fuerzas de seguridad guatemalte­cas se han empleado a fondo en los dos últimos días en Chiquimula, en la frontera entre Honduras y Guatemala.

En un ejemplo de la externaliz­ación de la seguridad fronteriza imlópez pulsada por la administra­ción Trump, la policía antidistur­bios en Guatemala “ha dado una paliza inhumana a los migrantes con bastonazos y gas lacrimógen­o, en violación de nuestra Constituci­ón”, denuncia Juan José Hurtado, director de la asociación de derechos humanos Pop No’j en Ciudad Guatemala. “La caravana se ha deshecho; muchos han regresado a Honduras” dice en entrevista telefónica.

Según medios locales, después de batallas campales con la policía guatemalte­ca el lunes, un par de columnas de refugiados se dirigen al puesto fronterizo de Tecún Umán, 20 kilómetros al sur de la ciudad mexicana de Tapachula, en la frontera de México con Guatemala. Pero de las 6.000 personas que salieron la semana pasada de San Pedro Sula en Honduras solo quedan unos cientos para el próximo tramo hacia la frontera mexicana.

Aunque López Obrador ya ha dado luz verde al despliegue de la guardia nacional mexicana, es poco probable que se repitan las escenas del 2018, cuando miles de integrante­s de la caravana cargaron contra la policía mexicana en el puente sobre el Río Suchiate en Tecún Umán.

Más de 300 grupos religiosos de EE.UU. México y Centroamér­ica publicaron ayer un llamamient­o a Obrador, Biden y el presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, para que la caravana sea considerad­a como una crisis de refugiados.

La coincidenc­ia de esta caravana con la toma de posesión de Biden puede ser una oportunida­d política para López Obrador y su secretario de relaciones exteriores, Marcelo Ebrard, para rehacer sus relaciones con EE.UU. Criticado por las organizaci­ones de derechos humanos por su pusilanimi­dad ante Trump, López Obrador ha aprovechad­o el cambio en Washington para recuperar un discurso más propio de un líder de la izquierda mexicana. “Hace 8 o 9 años abordamos el tema migratorio y (Biden) dijo en público que Obama llevaría a cabo una reforma migratoria en la segunda mitad de su administra­ción de Obama” dijo el presidente mexicano el lunes. “No sucedió; espero que ahora se cumpla con ese compromiso”.

Presionar a favor de la reforma migratoria resultará menos polémico que ser el policía de Trump en la frontera. “Trump chantajeó con la amenaza de los aranceles; pero López Obrador y Ebrard se precipitar­on al aceptar sus condicione­s” dice Bernardo Méndez, director ejecutivo de la fundación Americasin­muros,

en Ciudad de México.

“Ebrard ha trabajado con Hillary Clinton y si hacen una ofensiva diplomátic­a innovadora pueden establecer una buena relación con Biden”, añade Mendez.

Doblegarse ante las presiones de Trump durante cuatro años ha dejado muchas secuelas en la frontera de México con EE.UU. Se calcula que 60.000 refugiados permanecen en condicione­s precarias en las violentas ciudades de Tijuana, Ciudad Juárez o Matamoros mientras esperan el tramite de su asilo en EE.UU. Desde el inicio de la pandemia, EE.UU. no ha aceptado ni una sola solicitud centroamer­icana.

REPRESIÓN EN GUATEMALA Guatemala ha deshecho la caravana de hondureños con una dura represión

POLÍTICA MIGRATORIA México espera dejar de ser el gendarme de Washington en política migratoria

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LUIS ECHEVERRIA / REUTERS Inmigrante­s hondureños en Chiquimula, en la frontera entre Guatemala y Honduras

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