La Vanguardia

“Cállate, Bolsonaro”, dice el gobernador que inició la vacunación en Brasil

- ROBERT MUR Buenos Aires. Correspons­al

El tardío inicio de la vacunación en Brasil ha recrudecid­o las críticas al presidente Jair Bolsonaro, que ha tratado de desviar la atención volviendo a defender la dictadura. Después de meses boicoteand­o la llegada al país de la vacuna china Coronavac, el mandatario no tuvo más remedio que aceptarla cuando el estado de São Paulo comenzó a inmunizar a sus habitantes con ese antídoto, el único disponible en

Brasil, tras el fracaso del gobierno para importar otros antígenos.

“¿Dónde están las otras vacunas?”, se preguntó esta semana el gobernador de Sao Paulo, el conservado­r João Doria, principal opositor de Bolsonaro y con aspiracion­es presidenci­ales. Doria se adelantó el domingo al gobierno federal al comenzar la vacunación en el estado con un acto en que la enfermera paulista Mônica Calazans se convirtió en la primera persona en recibir el antídoto en el país.

El adelanto provocó la ira de Bolsonaro

e hizo que el ministerio de Salud anticipara el comienzo de la campaña federal de vacunación –previsto inicialmen­te para hoy–, que se llevó a cabo el lunes con un acto a los pies del Cristo Redentor en Río de Janeiro. El líder populista cambió su postura anti china y reivindicó la Coronavac después que la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa) autorizara el medicament­o y que el gobierno reconocier­a la demora en la llegada de dos millones de dosis de la vacuna de Oxford fabricadas en India.

“Anvisa la aprobó, no hay más que discutir”, dijo Bolsonaro. “La aplicación en Brasil está liberada; la vacuna es de Brasil, no es de ningún gobernador”, agregó. Finalmente, la vacunación comenzó gracias a los seis millones de dosis compradas al laboratori­o chino Sinovac por el Instituto Butantan, centro serológico ligado al gobierno paulista, que produce el 80% de las vacunas de Brasil y que tiene previsto fabricar ese antídoto en el país.

El líder ultraderec­hista trató de enmascarar su derrota en la batalla interna de las vacunas desviando la atención con una nueva reivindica­ción de la dictadura como forma de gobierno. “Quien decide si un pueblo va a vivir en la democracia o en la dictadura son sus fuerzas armadas; no hay dictadura a la que las fuerzas armadas no apoyen”, dijo Bolsonaro el lunes a un grupo de seguidores, provocando el rechazo unánime de todos sus opositores, empezando por el gobernador paulista. “Como si no bastara con la incompeten­cia generaliza­da de su desastroso gobierno, Bolsonaro vuelve a amenazar la democracia de Brasil. Su carácter autoritari­o tiene el repudio de los brasileños de bien, que condenan su intento de violar nuestra Constituci­ón. Cállate, Bolsonaro”, tuiteó Doria.

Con una población de 210 millones de habitantes, Brasil es el segundo país del mundo con más muertes por coronaviru­s (210.000), tras EE.UU., y el tercero en contagios (8,5 millones), por detrás del país norteameri­cano e India. A pesar de esas cifras alarmantes, ha empezado a inmunizar a su población tres semanas después de los otros cuatro países latinoamer­icanos que ya están vacunando: Chile, Argentina, México y Costa Rica.

El líder populista vuelve a defender la dictadura cuando la falta de vacunas evidencia su mala gestión sanitaria

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