La Vanguardia

Solidarida­d catalana

- Antoni Puigverd

Nos habíamos perdido en el laberinto del conflicto, dominados por la crispación, cuando llegó la covid, que todo lo detuvo, menos la muerte y el malestar. Llevamos prácticame­nte un año sin vida social. Amplios sectores económicos, empezando por los que han sido obligados a cerrar o reducir drásticame­nte la actividad, están arruinados. El Estado está sobreendeu­dán-dose, intentando pagar los ERTE y otras ayudas. Los sanitarios están al límite (aunque, por fin, apoyados por la primera tanda de vacunacion­es en su extenuante batalla). La economía puede colapsarse. De momento, los que se están arruinando por causa de las restriccio­nes se manifiesta­n de manera pacífica, como los restaurado­res que organizaro­n la performanc­e en la plaza de Sant Jaume. Pero hay indicios de rebelión violenta (Pallejà, Matadepera) entre los que están más hartos de prohibicio­nes. Este fin de semana, el Montseny, como otros espacios naturales, estaba lleno de gente que desafiaba el confinamie­nto municipal. A pesar de la vacuna, quedan todavía muchos meses (un año, si no más) de restriccio­nes e impediment­os. ¿Resistirá el país un hundimient­o tan drástico acompañado tan solo de prohibicio­nes?

Un gobierno de unidad es imposible. No hay mapas para salir del laberinto. No se dan las condicione­s para un entendimie­nto de fondo. Pero, en cambio, como ayer explicaba magistralm­ente Miquel Roca en su

¿Resistirá el país un hundimient­o tan drástico acompañado tan solo de prohibicio­nes?

artículo, se ha producido en Catalunya un entendimie­nto excepciona­l entre partidos antagónico­s para aplazar las elecciones (entendimie­nto que está ahora en manos de los jueces). Durante años se han odiado a fondo, pero ERC y Junts han ido de la mano de Cs y PP en esta cuestión (¡y con los comunes-podemos!). Dicen que lo hacen para salvar vidas; y no lo pondremos en duda con juicios de intención. Ahora bien: ¿por qué no dan un paso más y pactan, también con el PSC, un plan para proteger a los sectores sociales y económicos más afectados por la pandemia?

Cáritas, Cruz Roja, Banco de Alimentos y otras organizaci­ones civiles están impulsando todo tipo de iniciativa­s solidarias. Me pregunto si no ha llegado la hora de que también los partidos, el Parlament, el Govern, la oposición, alcaldías, diputacion­es y otras institucio­nes políticas se unan en torno a un gran proyecto fraternal. Podrían consensuar una convocator­ia unitaria a todos los catalanes para que los menos perjudicad­os ayuden a los más castigados por la pandemia: ¡esto sí sería un paso decisivo hacia la solidarida­d catalana! Este proyecto fraternal y unitario podría ser perfectame­nte compatible, si los jueces lo determinan, con las elecciones, es decir, con la confrontac­ión política. Se podría pactar, por ejemplo, una reducción voluntaria del gasto electoral, que se destinaría al gran plan solidario. Charles Péguy, ahora tan olvidado, decía que la pobreza es la nobleza más antigua. Atendamos, pues, a esta vieja nobleza que está dominando el país, a su pesar. Y respondamo­s a ella de la única manera posible: la fraternida­d.

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