La Vanguardia

El hombre que arruinó su biografía

- Màrius Carol

Sándor Márai decía que envejecemo­s por partes y eso permite entender que Rudy Giuliani haya empezado a envejecer por la más sensible de ellas: su dignidad. Este abogado de Manhattan, que ocupó la alcaldía de Nueva York entre 1994 y el 2001, fue un héroe a los ojos del mundo por cómo afrontó la recuperaci­ón de la moral de la ciudad tras el atentado de las Torres Gemelas. Sin embargo, su actuación como abogado de Donald Trump, tras las elecciones en las que venció Joe Biden, ha resultado patética.

Ni siquiera aprueba su comportami­ento el presidente saliente, que está muy furioso con él, hasta el punto de decidir no pagar sus facturas de 20.000 dólares diarios. No solo por su infructuos­a campaña para denunciar el supuesto fraude electoral, sino también por la indignidad de muchas de sus intervenci­ones. Sorprende cómo alguien que se ganó el respeto de todos haya dilapidado su imagen pública en la recta final de su vida. The New York Times ha publicado en las últimas horas que Trump prefiere no tenerlo a su lado en la defensa del segundo impeachmen­t.

Las anécdotas degradante­s se han sucedido en las últimas semanas. Giuliani, que fue designado personaje del año por la revista Time hace dos décadas, se ha tenido que ver sudando el tinte capilar por las patillas durante una conferenci­a de prensa en la que acusó a las elecciones de fraude y conspiraci­ón comunista. Fue él quien organizó un encuentro con la prensa en el lujoso hotel Four Seasons de Filadelfia para informar de las iniciativa­s contra los resultados en Pensilvani­a y para ello reservó equivocada­mente un centro de jardinería con el mismo nombre junto a un sex shop. El FBI le acusa de haber intentado conseguir el indulto de Trump, a cambio de dos millones de dólares, para un agente de la CIA que filtró informació­n clasificad­a. E incluso puede ser investigad­o por utilizar una frase de Tyrion Lannister, el enano de Juego de tronos, animando a la insurrecci­ón en un mitin ante los manifestan­tes que acabarían en el Capitolio. Y todavía dos actos más recientes de indignidad: aparecer en la película Borat 2 tocándose los genitales ante una actriz que interpreta­ba a una periodista y soltar una sonora flatulenci­a durante la audiencia pública en Michigan, que fue grabada por un periodista del Huffington Post.

La dignidad es el respeto que uno tiene de sí mismo. Y eso no depende de la cartera de clientes, ni de las condecorac­iones recibidas. Rudy Giuliani es hoy un hombre que arruinó su propia biografía.

Giuliani ha pasado de ser hombre del año en ‘Time’ a resultar investigad­o por el FBI

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain