Melania también suspende
La primera dama saliente se despide con tanto misterio como cuando llegó
Melania Trump (50) deja la Casa Blanca siendo un personaje tan hermético como cuando entró. Se va también con un suspenso como primera dama, un índice de aprobación del 42%, el más bajo de sus predecesoras inmediatas. Michelle Obama se fue con un 69% de apoyo popular, mientras que Hillary Clinton salió de la Casa Blanca con un 56%. Incluso Laura Bush se despidió con un índice de aprobación del 67% pese a que su esposo, George W. Bush, suspendió estrepitosamente, con un 35%. Eso sí la mujer de Donald Trump también ha logrado superar a su marido, que según un sondeo de la CNN deja el cargo con un mísero 33%.
Hace cuatro años, la exmodelo eslovena sostenía la Biblia y la Constitución de Estados Unidos sobre la que su marido juraba el cargo. Melania lucía un elegante abrigo-vestido azul cielo, con chaqueta de cuello chimenea y guantes largos a juego que recordaba el estilo impecable de Jacqueline Kennedy. Todos pensaron entonces que aquella primera dama sería su modelo. Y lo fue en cuanto a elegancia, pero no en cuanto a carisma. Incluso su discurso más brillante lo plagió de Michelle Obama.
Melania nunca ha abandonado su rictus de fastidio permanente, raramente se la ha visto sonreír con naturalidad y no deja tras de sí ningún legado digno de mención. La mujer que dicen que dio el empujón final a Donald Trump para presentarse a la presidencia tal vez se haya arrepentido alguna vez de haberlo hecho. Al menos así lo parece por los desplantes hacia el presidente, al que ha negado varias veces la mano en público e incluso ha dado algún manotazo.
No se sabe si alguna vez ha querido tener un papel relevante y no ha podido. Pero ante una primera dama tan callada, muchos han querido ver en sus looks algún mensaje. Como cuando en uno de los debates más sonados de la era Trump, la “tolerancia cero” con la inmigración que separó a miles de menores de sus padres, decidió vestir una chaqueta en la que se leía: “Realmente no me importa, ¿a ti?”. Su marido tuiteó que era una respuesta a los medios por las informaciones que se generan sobre ella.
Desde su llegada al poder se notó la tensión entre el matrimonio y que Melania era un verso suelto. Lo ha vuelto a ser en su despedida. Ante la espantada de un presidente que no asistirá a la toma de posesión de Joe Biden y ni le dejará una carta de bienvenida en la Casa Blanca, Melania ha grabado un mensaje al pueblo estadounidense en el que se ha mostrado sobria y comedida –algunos medios dicen que insulsa–. En siete minutos de discurso, la primera dama insta a “escoger el amor sobre el odio y la paz sobre la violencia” y menciona al presidente saliente solo una vez. Rinde homenaje a los militares y sus familias, a los sanitarios que luchan contra la covid y a los que ayudan a las víctimas del abuso de medicamentos opioides. “Cuando Donald (Trump) y yo concluimos nuestro tiempo en la Casa Blanca, pienso en toda la gente que me llevo en el corazón con sus increíbles historias de amor, patriotismo y devoción”, dice en el vídeo distribuido por la Casa Blanca.
Unas amables palabras previas al plantón que darán a sus sucesores, el demócrata Joe Biden y su esposa, Jill.
Nunca ha abandonado su rictus de fastidio permanente y no deja ningún legado digno de mención