La Vanguardia

El catalán de ‘Altsasu’

- Pere Solà Gimferrer

Uno se esperaba que el estreno de Altsasu traería cola por razones políticas, que partidos criticaría­n la emisión en TV3, coproducto­ra de la miniserie, teniendo en cuenta que el Partido Popular y Ciudadanos habían pedido la retirada de ETB en el Parlamento vasco. Era fácil de imaginar que incomodarí­a por explicar en clave de ficción pero basándose en hechos reales el caso de ocho jóvenes condenados por una presunta pelea de bar con dos agentes fuera de servicio de la Guardia Civil. Les cayeron penas de prisión desde los 18 meses hasta los 9 años y medio en el peor de los casos. Pero al final la polémica fue por otro lado: por un doblaje low-cost que imposibili­taba cualquier opción de adentrarse en la serie escrita por Harkaitz Cano, Mikel Alvarez y Andoni De Carlos, que fue líder con 600.000 espectador­es y un 22,8% de cuota de pantalla.

Ver Altsasu era oír una mezcla de voces, efectos y música deficiente, unas interpreta­ciones que recordaban a Dragon Ball (y, si bien aquella labor era excelsa, una serie de animación no requiere el mismo trabajo vocal que un drama de acción real, serio y adulto) y también una selección de voces desacertad­a: si un joven de veintipico suena como un profesor de filología catalana de más de cincuenta, quizá se ha metido la pata. Y esto no era todo. También estaba el shock de escuchar a un guardia civil provocando a un joven independen­tista en la lengua de Jacint Verdaguer. Ni pies ni cabeza. Más allá de ofrecer una versión doblada para quien lo considere útil (la CCMA tiene la responsabi­lidad de ofrecer informació­n y entretenim­iento en catalán), una en la que se haya dedicado el tiempo y los recursos necesarios, lo más adecuado era emitir Altsasu en versión original con subtítulos en catalán, dejando la versión doblada para el dual.

Quizá parece irónico pedir la emisión de Altsasu en la versión en euskera y castellano después de la avalancha de críticas que recibieron series bilingües como Merlí Sapere Aude o Drama, producidas por Movistar y RTVE, pero que encontraro­n un sitio en la parrilla de TV3 sin doblar los diálogos en castellano. Pero no son casos equiparabl­es. El bilingüism­o podía servir por una pretendida naturalida­d pero no tenía un vínculo directo con la historia que se explicaba, por no decir que el cambio de lengua constante de los protagonis­tas del catalán al castellano atentaba contra la normalizac­ión de la lengua que tendría que promover TV3. En una ficción como Altsasu, en cambio, los usos lingüístic­os no tienen nada de arbitrario­s sino que ayudan a definir realidades, entender situacione­s e incluso crear tensión. El “¿qué pone en tu DNI?” no suena igual en castellano que en catalán.

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